EL UNIVERSO
Mientras en Quinindé una mujer desapareció en las aguas del río Blanco, en Esmeraldas, un nuevo deslizamiento de tierra se produjo en el cerro El Gatazo y alarmó a habitantes del barrio La Guaracha, cuyas casas amanecieron ayer bajo una capa de lodo que en algunos sitios alcanzó el metro de altura. Son dos percances a causa de las lluvias que azotan a la provincia del norte del país.
En tanto, siguen las alertas en la vía Santo Domingo-Alóag, donde también las precipitaciones han originado deslaves. Y en la Costa, la crecida de ríos ha inundado zonas de Salitre (Guayas) y Vinces (Los Ríos).
El suceso en Quinindé se produjo el sábado pasado en el sector turístico La Patera, barrio 2 de Mayo. Rosario Ruiz, una joven madre de familia, fue reportada como desaparecida y todo hace presumir que se ahogó, luego de que intentó salvar a un niño que se estaba ahogando en las aguas del río Blanco. El menor pudo ser rescatado, no la mujer.
En Esmeraldas, el deslave en el cerro El Gatazo se produjo a las 05:00 de ayer en medio de una fuerte lluvia, indicó José Vivero Bolaños, jefe del Cuerpo de Bomberos de Esmeraldas.
Los habitantes del barrio La Guaracha temían nuevos deslizamientos, pero también fustigaron a la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), que ejecuta trabajos de estabilización de la ladera.
“Están trabajando en pleno invierno cuando tuvieron casi un año de sequía para intervenir el cerro; ahora la vida para nosotros y nuestros hijos está en peligro, pues con máquinas han removido la tierra de la parte alta del cerro y con las lluvias tenemos miedo de que nos sepulte una avalancha”, dijo la moradora Carmen Ulloa.
Desde noviembre pasado, la SNGR contrató a una empresa particular para que realice trabajos de estabilización a un costo de $ 5 millones. Una semana después de empezar la remoción de tierra, las lluvias comenzaron a caer sobre Esmeraldas, en cuyo cerro El Gatazo se produjeron deslaves en el invierno pasado, lo que obligó a la reubicación de un centenar de familias.
El alcalde Ernesto Estupiñán dispuso la intervención de maquinaria del Municipio para que ayude a desalojar el lodo que cubre las calles de tres barrios, donde el nivel del material en algunos casos supera el metro de altura.
El deslave también afectó a los barrios Unión y Progreso y Las Américas. En el primero hay un plan de reubicación.
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