¡Embusteros!
Publicado el 19/Febrero/2011 | 00:09
Por: Juan Montaño Escobar
axe858@hoy.com.ec
Dos de las deplorables expresiones del racismo ecológico oficial es la caretucada elevada a la enésima potencia y el desparpajo ñángara de las autoridades de la Empresa Pública de Petróleos del Ecuador (Petroecuador) para decir que apenas fueron "cinco galones los derramados en el Teaone". ¡Embusteros! Estos funcionarios de la calle Alpallana aplican el manual del desprecio comunitario de la Chevron y lo aplican con saña a la gente esmeraldeña. Ellos niegan con brutal cinismo lo que vieron cientos de ojos con una misma mirada y que igual cantidad de narices percibieron el tufo característico de los hidrocarburos, sin contar las imágenes de Gamavisión y Ecuavisa observadas por millones de televidentes ecuatorianos. La mancha aceitosa terminó por extenderse desde los puentes que cruzan el río Esmeraldas hasta el área por la que chorreaban los derivados petrolíferos al Teaone, más o menos, unos siete kilómetros de longitud. "¡Cinco galones, ahijados de la zelemba!". A las 13 horas con 17 minutos, se observó la última mancha aceitosa durante el monitoreo en la desembocadura del río Teaone. Aunque hubiera sido una gota de hidrocarburos, es contaminación ambiental.
Esto fue lo que en verdad ocurrió. En diciembre de 2009, el periodista Jorge Perea, de Ecuavisa, informaba sobre la acumulación de hidrocarburos en un área externa a la refinería instalada Esmeraldas. Son unas seis piscinas; al menos dos de ellas tienen una capacidad combinada de 128 mil barriles. En ese sector, se depositan también diferentes sustancias químicas; por ejemplo, catalizador desactivado, reactivos de laboratorio, amina usada, montañas de plásticos, etc. En definitiva, un cementerio químico. No hay ningún dato independiente o de alguna oficina ambiental que certifique el manejo de esa desordenada acumulación de contaminantes.
Las autoridades de Petroecuador no aplicaron el plan de contingencia para prevenir los efectos de las lluvias invernales, a sabiendas de que la refinería se encuentra en una zona que promedia anualmente los 1 500 milímetros. Al iniciar la noche del 12 de febrero, se vino la lluvia y no se detuvo en la madrugada ni en la mañana del 13; la intensidad fue variable, pero nunca se interrumpió. Se acumuló el agua en las piscinas y se desbordaron por todo el sector, incluyendo la antigua Ciudad de los Muchachos; se expandió el olor específico de los derivados petrolíferos, se alarmó la barriada y aparecieron las grandes manchas de hidrocarburos en las aguas del Teaone y Esmeraldas. ¿Qué pasaría con la basura química acumulada en ese sector? ¿También llegó a las aguas de los ríos?
Para las autoridades de Petroecuador, es más fácil mentir que remediar; utilizar la fuerza bruta contra las autoridades y periodistas de Esmeraldas; de manera arrogante, negar cualquier explicación sensata del suceso a la gente esmeraldeña, y enfatizar el caretuquismo como principio básico de sus relaciones comunitarias. Es la expresión más evidente del racismo ecológico.
axe858@hoy.com.ec
Dos de las deplorables expresiones del racismo ecológico oficial es la caretucada elevada a la enésima potencia y el desparpajo ñángara de las autoridades de la Empresa Pública de Petróleos del Ecuador (Petroecuador) para decir que apenas fueron "cinco galones los derramados en el Teaone". ¡Embusteros! Estos funcionarios de la calle Alpallana aplican el manual del desprecio comunitario de la Chevron y lo aplican con saña a la gente esmeraldeña. Ellos niegan con brutal cinismo lo que vieron cientos de ojos con una misma mirada y que igual cantidad de narices percibieron el tufo característico de los hidrocarburos, sin contar las imágenes de Gamavisión y Ecuavisa observadas por millones de televidentes ecuatorianos. La mancha aceitosa terminó por extenderse desde los puentes que cruzan el río Esmeraldas hasta el área por la que chorreaban los derivados petrolíferos al Teaone, más o menos, unos siete kilómetros de longitud. "¡Cinco galones, ahijados de la zelemba!". A las 13 horas con 17 minutos, se observó la última mancha aceitosa durante el monitoreo en la desembocadura del río Teaone. Aunque hubiera sido una gota de hidrocarburos, es contaminación ambiental.
Esto fue lo que en verdad ocurrió. En diciembre de 2009, el periodista Jorge Perea, de Ecuavisa, informaba sobre la acumulación de hidrocarburos en un área externa a la refinería instalada Esmeraldas. Son unas seis piscinas; al menos dos de ellas tienen una capacidad combinada de 128 mil barriles. En ese sector, se depositan también diferentes sustancias químicas; por ejemplo, catalizador desactivado, reactivos de laboratorio, amina usada, montañas de plásticos, etc. En definitiva, un cementerio químico. No hay ningún dato independiente o de alguna oficina ambiental que certifique el manejo de esa desordenada acumulación de contaminantes.
Las autoridades de Petroecuador no aplicaron el plan de contingencia para prevenir los efectos de las lluvias invernales, a sabiendas de que la refinería se encuentra en una zona que promedia anualmente los 1 500 milímetros. Al iniciar la noche del 12 de febrero, se vino la lluvia y no se detuvo en la madrugada ni en la mañana del 13; la intensidad fue variable, pero nunca se interrumpió. Se acumuló el agua en las piscinas y se desbordaron por todo el sector, incluyendo la antigua Ciudad de los Muchachos; se expandió el olor específico de los derivados petrolíferos, se alarmó la barriada y aparecieron las grandes manchas de hidrocarburos en las aguas del Teaone y Esmeraldas. ¿Qué pasaría con la basura química acumulada en ese sector? ¿También llegó a las aguas de los ríos?
Para las autoridades de Petroecuador, es más fácil mentir que remediar; utilizar la fuerza bruta contra las autoridades y periodistas de Esmeraldas; de manera arrogante, negar cualquier explicación sensata del suceso a la gente esmeraldeña, y enfatizar el caretuquismo como principio básico de sus relaciones comunitarias. Es la expresión más evidente del racismo ecológico.
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