DIARIO EXTRA
Betsy Zambrano Solórzano, de 56 años de edad, recibió siete disparos a las 09:30 de ayer en el barrio Lucha de los pobres, ubicado en el kilómetro seis de la vía Esmeraldas-Atacames, cerca de la cárcel de sumariados. La víctima era madre de Segundo Faraón Delgado Zambrano, de 32 años, quien fue descuartizado en La Concordia el lunes de la semana anterior.
La mujer recibió seis tiros en el tórax y uno en la mano derecha, por lo que fue llevada gravemente herida al hospital Delfina Torres de Concha, donde los galenos solo comprobaron su deceso. El cadáver permaneció en la morgue hasta la tarde, pues sus familiares rendían declaraciones en la Policía Judicial.
Un pariente de la fallecida, quien prefirió el anonimato, dijo que Betsy Zambrano tuvo varias llamadas en las que se le advirtió “que dejara las cosas ahí nomás. Ella tenía miedo, pero estaba decidida a denunciar a los criminales de Delgado Zambrano. Sin embargo, acabaron con su vida”, dijo la fuente.
Dos sospechosos fueron apresados
En las primeras investigaciones, la Policía logró la detención de William Freddy Véliz Quezada y José Alejandro Rodríguez Triviño, en la vía Esmeraldas-San Mateo, quienes iban en un automóvil Chevrolet, color concho de vino, de placa PBA-6871.
Otro de los acompañantes escapó sin dejar rastros, por lo que miembros de la brigada de Homicidios continuaban la tarde de ayer receptando las declaraciones de la parentela de la fallecida y de los detenidos.
Uno de los hijos de Betsy habría reconocido a uno de los involucrados como el supuesto autor de los disparos a su progenitora.
Segundo Delgado Zambrano viajó el lunes 7 de febrero desde Esmeraldas hasta La Concordia y se puso a libar con dos “amigos” y le dijo a un familiar que en la noche regresaría a la tierra verde.
Pero a las 23:00 del mismo día, quienes lo acompañaban llamaron vía celular al hermano del fallecido para decirle que a Segundo lo habían acribillado en La Concordia. Al siguiente día el taxista esmeraldeño apareció sin cabeza, manos, pies, ni órganos genitales.
Además, el carro en que se movilizaba fue incinerado en Quinindé. Hasta hoy sus extremidades no han sido encontradas. (JV).
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