César Augusto Aguirre López, de 18 años, pasó las peores 16 horas de su vida la semana anterior cuando fue detenido y torturado por presuntos agentes de la Unidad Antisecuestros (Unase), de la Policía Nacional que desde Quito llegaron a La Concordia para detenerlo.
El joven que recientemente se graduó como bachiller en el Colegio Nacional ‘ La Concordia ’, y que para ayudar a su madre trabaja como DJ en una discoteca de la ciudad, manifestó que tres supuestos agentes de la Unase que se movilizaban en una camioneta blanca doble cabina sin placas lo interceptaron la tarde del miércoles anterior y le pidieron que se subiera al vehículo ya que solo querían hacerle unas preguntas.
Ya en el vehículo le dijeron que estaba acusado como titular de un secuestro, que tenía que colaborar y confesara donde tenían a la persona que había secuestrado con sus cómplices, y le explicaron que si no colaboraba lo conducirían a Quito y la situación empeoraría.
Tortura sicológica
“Me esposaron y la camioneta se puso en camino rumbo a Santo Domingo, unos kilómetros antes de llegar a esa ciudad y como ya era de noche ingresaron a una guardarraya y empezó una verdadera tortura sicológica para mí”, dijo el joven afectado.
Explicó que a punta de insultos y amenazas pretendieron hacerle confesar un delito que jamás en su vida ha cometido, ya en el trayecto a Quito le hicieron varias paradas en la cordillera y solamente era para amenazarle y presionarle.
Agregó que antes de llegar a la capital de la República le vendaron los ojos y lo trasladaron casi a la medianoche a lo que parecía un calabozo.
Un error
“En ese lugar había más gente y a cada instante me reiteraban que iba a llegar el Fiscal y todo se complicaría para mí. Dormí con una capucha que casi no me dejaba respirar y con las manos esposadas a un tubo, fueron horas espantosas, al día siguiente como a las 10:00, llegó una persona que dijo ser Fiscal y después de interrogarme me dijo que todo había sido un error”, narró César Augusto Aguirre López.
Lucía López, madre del joven en medio de sollozos comentó que desde que se enteró de la desaparición de su hijo su salud se deterioró y ha tenido que acudir varias veces al médico.
“En el destacamento policial del cantón me manifestaron que desconocían sobre la detención de mi hijo, fue recién al otro día que Cesar Augusto, se contactó telefónicamente conmigo”, comentó la señora.
Pide justicia
Un tipo que dijo ser agente Fiscal, a través de una llamada telefónicamente le explicó a la madre del muchacho que todo había sido un lamentable error.
“Como si nada me dijo que los disculpara porque supuestamente del celular de mi hijo enviaron un mensaje a un familiar de un presunto secuestrado, eso nunca lo probaron. Somos gente decente y trabajadora quiero que se haga justicia y castiguen a los culpables de este atropello a los derechos humanos”, pide la mamá del joven agredido.
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