viernes, 12 de marzo de 2010
5 crímenes se indagan en La Concordia
EL COMERCIO
Los cuatro cadáveres tenían entre dos y cuatro huellas de bala en la piel. Estaban tendidos en el piso del billar Popeye El Marino, en el sector Barrio Bélgica, en La Concordia (sur de Esmeraldas).
Según la Policía, fallecieron a las 03:00 de ayer. Aún se desconocen las causas y las circunstancias en las que se produjeron los crímenes. “Estamos investigando, pero es un poco difícil porque los vecinos del billar dicen que no vieron nada”, refirió el jefe cantonal de Policía de La Concordia, Santiago Carrera.
Los familiares de las víctimas acudieron ayer a la morgue de esa ciudad para identificar los cuerpos. El primero en llegar fue Leandro Giler. Él aseguró que entre los fallecidos estaban dos de sus hermanos: Édgar Manuel, de 32 años, y Jorge Luis, de 26 años, que dejó una niña de ocho meses de nacida en la orfandad.
“Ambos vivían en Santo Domingo y se dedicaban a la venta de colchones en La Concordia y otros cantones”, señaló el joven.
Según Giler, sus hermanos llagaron la semana pasada a La Concordia para cobrar las cuotas de los préstamos de los colchones que vendieron. “Dijeron que iban a llegar a las 20:00 del miércoles, pero no tuvimos noticias de ellos”, dijo Giler. “Fuimos al cuartel de Policía de La Concordia y ahí nos dijeron que cuatro personas fueron asesinadas en el billar”.
Trabajaban para Gregorio Laureno Zamora Vélez, quien también fue asesinado en el billar. Un vecino sostuvo que él era el propietario de dos almacenes donde se comercializaban colchones y también del billar.
Zamora llegó a La Concordia hace 18 meses desde Guayaquil. Su vecino afirma que era “una persona tranquila” y tenía pensado cerrar el billar porque “ya no era tan rentable y quería dedicarse de lleno al comercio”.
En el parte que la Policía elaboró sobre el múltiple asesinato consta la versión de Daysi Narcisa Álvarez Rodríguez, compañera sentimental de Zamora.
Ella asegura que su conviviente dejó su casa, ubicada a 100 metros del billar, a las 20:00 del último miércoles 11 de marzo. Ella esperaba verlo por la mañana del siguiente día, pero los vecinos la alertaron de lo ocurrido. Corrió al local y encontró los cuerpos s in vida, entre ellos el de Zamora.
A la Policía le dijo que desconocía lo ocurrido. “No tenía problemas con nadie”.
Aunque se investiga si hay alguna relación entre la muerte y los viajes que Zamora acostumbraba hacer cada 15 días a Guayaquil.
Visitaba a sus familiares y también a su ex esposa e hijos cada 15 días. Un familiar, en cambio, dice que las autoridades deberían seguir los pasos de un ex amigo con el que Zamora habría tenido un conflicto. “Trató de robarle un terreno a Gregorio (el fallecido) pero él se opuso y lo amenazaron”.
La Policía de La Concordia dijo que ahora el caso está en sus manos y que agentes de Criminalística analizan las pruebas materiales para dar con los responsables y establecer el móvil del crimen.
En tanto, los familiares de las víctimas tramitaron la entrega de los cadáveres para ser enterrados.
Ayer, Luis Cedeño, de 18 años, también acudió a la morgue para identificar el cuerpo de su padre: Fernando Aquilino Cedeño.
El joven trabaja en un restaurante, en el centro de Santo Domingo. Él se enteró de la muerte mientras cumplía su turno matutino. “Tuve que salir en ese instante a La Concordia”.
Cedeño Pinargoti llegó a Santo Domingo hace 10 años desde su natal Chone (Manabí). Lo hizo con su esposa Carmen Solórzano y sus hijos María, de 19 años; Luis de 18, e Íngrid, de 9 años. Se asentaron en la cooperativa Libre Ecuador en Santo Domingo, un barrio urbano marginal.
La Policía de La Concordia informó que un quinto cadáver se ubicó en el sector Barrio Lindo. Su nombre era José Oriol Vélez Bazurto, de 49 años. El cuerpo tenía tres huellas de bala; una a la altura de la frente, otra en el pómulo derecho y una tercera en la parte posterior de la cabeza.
Las indagaciones preliminares apuntan a un posible caso de sicariato. Otros asesinatos ocurridos en similares circunstancias el año anterior también se investigan.
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