EL COMERCIO
En el patio de la Escuela Edilfo Bennett, de Esmeraldas, hay muchos alambres. La ropa de nueve familias damnificadas por las inundaciones está tendida, mientras un grupo de maestros atiende las solicitudes de matrículas.
Un salón de clases es el hogar temporal de Brigida Carabalí y de sus siete hijos. Ellos fueron evacuados de la ladera de la Propicia 4, el 9 de marzo.
La noche pasada, tras 12 horas de fuerte lluvia, la creciente del río Teaone afectó las viviendas del sector. La corriente se llevó electrodomésticos y ropa. El caudal del río ya bajó y la devastación es evidente. Dos casas fueron destruidas por completo.
“Corpecuador trajo maquinaria para remover e instalar la tubería de aguas servidas, pero dejó una obra mal hecha y quedamos vulnerables”, expresó Ángela Alarcón, quien habita en esa zona desde hace 28 años.
Es la primera vez que Carabalí deja su casa para instalarse en un albergue. Ahora comparte su espacio y los quehaceres domésticos, con una vecina que tiene cuatro hijos. “No sé hasta cuándo nos permitan estar aquí”.
Lo único con lo que cuenta esta ama de casa es con tres colchones que le regalaron, una cocina y un televisor, que pudo rescatar de su vivienda. Lo demás se llevó la creciente del río.
Las dos mujeres, que habitualmente subsisten lavando ropa ajena, esperan ayuda para tener sus viviendas en zonas seguras. “El Municipio nos dará terrenos y casas tipo Hogar de Cristo (de caña guadúa y techos de zinc, levantadas sobre 4 m²”.
Antonio Alarcón, albergado, explica que las viviendas no son gratuitas. Cuestan USD 620. El Cabildo aportará con USD 50, para la entrada. Los beneficiarios pagarán USD 15,80 cada mes. Ayer, el Concejo Cantonal de Esmeraldas declaró de utilidad pública los nueve lotes que se destinarán para los damnificados.
El director de la escuela, Chumber Jara Díaz, no sabe cómo iniciarán clases. “Accedimos a dar cabida a los afectados, porque estamos en emergencia. Solo pidieron posada para 10 días”.
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