lunes, 1 de marzo de 2010

Una casa, símbolo de la ciudad antigua

EL COMERCIO

Pocos esmeraldeños saben que el Colegio Nacional Nocturno Esmeraldas fue antes la Oficina de Estancos y un centro de reclusión. El inmueble de madera de dos plantas, que fue construido en los treinta, está en la avenida Pedro Vicente Maldonado, en el centro de ciudad. Es considerado una de joya de la ciudad.

Plácido Montaño, de 60 años, ha visto lo que él considera la vida, la agonía y la resurrección del inmueble. Con nostalgia, Montaño, rector del plantel, recuerda que así (amplias y elegantes), eran casi todas las casas de la avenida conocida como calle Malecón. “Aquí nació Esmeraldas. Hasta aquí llegaban los barcos que venían de Guayaquil. Entraban por el río Esmeraldas, para llevar los cargamentos de la tagua, el cacao, el caucho...”, recuerda.

En abril del año pasado, el edificio fue entregado oficialmente tras ser intervenido. Se realizó una renovación integral de la estructura interna y externa, con piezas de guayacán, caoba y dormilón, comenta Montaño. Se invirtieron USD 150 000

El antropólogo Pablo Minda cree que la importancia de preservar el patrimonio material radica en la necesidad de mantener viva la memoria histórica y articular pasado y el presente. “Las primeras casas de la ciudad, como la del Colegio Esmeraldas, nos cuentan cómo vivía la gente”, dice. Según su lectura, eran edificaciones amplias, cómodas y bien ventiladas, que reflejan la influencia europea, como los arcos de medio punto en las ventanas.

Se levantaban sobre fuertes pilotes, para enfrentar inundaciones. “Eso habla de una tecnología que les permitía vivir en armonía con la naturaleza”.

El local fue adquirido por el Estado en 1962. Entonces costó 200 sucres. Desde esa época no recibió mantenimiento, hasta la intervención del Ministerio Coordinador de Patrimonio. Hoy, en la parte superior funcionan el Rectorado y las oficinas administrativas del colegio. Abajo están la Biblioteca y el Museo del plantel.

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