lunes, 29 de marzo de 2010

120 fallas están activas en el Ecuador


El 5 de agosto de 1949, un sismo de 6,6 grados en la escala de Richter asoló la ciudad de Ambato. El 31 de enero de 1906, un terremoto de 8,8 grados se registró en la zona costera de Esmeraldas.

Este último es considerado como uno de los más grandes registrados en la historia sísmica del mundo. Por eso, está dentro de la categoría de los megasismos, que es como se define a los que superan los 8 grados.

Estos dos movimientos acabaron con las zonas habitables. Sin embargo, no son los únicos temblores de gran magnitud y terremotos que han afectado al país. La lista de los grandes movimientos alcanza el medio centenar, según los registros. Según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, los sismos y terremotos en la historia del país
han dejado 80 000 víctimas.

Según Hugo Yepes, director del Instituto, en el país confluyen tres condiciones: peligro, vulnerabilidad y exposición al riesgo. “El Ecuador se halla asentado en donde hay fallas muy activas y peligrosas, pero la amenaza real está en el tipo de construcción que tenemos a escala nacional”.

Para Miguel Orellana, voluntario del Cuerpo de Bomberos, el problema se agrava porque la población no está preparada para afrontar un fenómeno natural.

“Por más de una vez se ha dicho que Ecuador es un país muy expuesto a las catástrofes naturales, y no se prepara a la población”.

Placas poco profundas

En el Ecuador, según datos del Geofísico, existen unas 120 fallas que están activas. Unas muy peligrosas, como la de Pisayamboque fue la que causó los dos terremotos
de Ambato (1949 y 1698). El sismo de 1949 dejó cincuenta poblaciones arrasadas, 6 000 muertos y millones en pérdidas.

Las provincias de Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo resultaron afectadas. La ciudad de Ambato quedó devastada.

Eso se debe, según Yepes, a que las placas que están en el país no son muy profundas, máximo se hallan a 10 kilómetros, y por eso cuando liberan energía los daños
son mayores. Jorge Erazo tiene 63 años y supo del drama por las narraciones de su abuelo. Recuerda que les contaba que la gente corría sin saber adóndeir. “Había madres que llevaban a sus hijos en brazos y chocaban con otras personas”.

Él no ha recibido una capacitación sobre cómo actuar en caso de que haya un sismo.

Testimonios

Luis Rodríguez /Ambato
‘Me quedé atrapado en la sala de mi casa’

El martes 2 de marzo, antes de dormir, miré en la Internet los videos del terremoto en Chile. La gente estaba aterrorizada, tratando de salir de los edificios. Apagué mi computadora portátil.
Me quedé preocupado pensando en que Ecuador es un país muy vulnerable. Al siguiente día, a las 06:12, sentí que mi cama se movía. ¡Qué susto! No pude abrir la puerta de la sala. Estaba nervioso.

Recé para que no fuera un terremoto. Me dí cuenta que en mi familia no estamos preparados para afrontar una tragedia.

Rosita Álvarez/Ambato
‘No supe qué hacer en el momento del temblor’

Mis abuelitos contaban que el terremoto de Ambato fue horrible. Que la tierra se partió y que muchos niños que hacían la Primera Comunión en la Catedral fallecieron aplastados por los escombros.

Vivo en el cuarto piso y el pasado miércoles empecé a gritar cuando sentí el temblor. Eran las 06:12 y en la radio anunciaron que había un temblor. Fueron segundos de un silencio horrible. Conozco que tengo que ubicarme en un sitio seguro, pero en ese momento me quedé aterrorizada. No sabía qué hacer.

Carmen Sisa / Mera
‘No pude sacar a mis hijas de su cuarto’

El temblor fue en la madrugada del viernes, a la 01:00. Me levanté a tomar agua, cuando de pronto sentí que los vidrios vibraban y los adornos de la casa empezaron
a moverse. Recuerdo que le pedí a mi esposo que despertara a los guaguas, para salir de la casa. Cuando el temblor pasó seguíamos dentro de la vivienda.

En ese momento, pensé en la destrucción de las casas de Chile, de los padres desesperados buscando a sus chiquitos... Me puse a llorar, porque entendí que si hay
un terremoto, podemos morir.

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