La ley de la selva
El escenario, si se lo mira bien, es aterrador: Un jugador de fútbol posee dos identidades, una de las cuales fue usurpada. Se forjaron documentos oficiales para conseguirlo. Un periodista decide investigar. Se entera de que la familia, los amigos y los vecinos sabían de la suplantación y la aceptaron como normal. Ciertas autoridades deportivas y del Estado serían cómplices. El asunto llegó a la Justicia sin resultados. ¿Cómo podría ser de otro modo si desde las más altas esferas del poder se insiste en que el Registro Civil ahora es ciento por ciento eficiente? Entonces, a plena luz del día y delante de un par de docenas de testigos, secuestran al periodista, lo amenazan con un arma de fuego en la sien y lo golpean para que no publique nada.
Es la ley de la selva. Se viola la ley escrita delante de todos, nadie reacciona, y al que algo quiere hacer, lo acallan a golpes. El cáncer de la violencia ha contagiado no solo a algunas esferas del Estado sino a la sociedad.
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