miércoles, 15 de junio de 2011

Prefecta involucra a presidente Correa en lío municipal de La Concordia

Manuel Toro-Gisela Guerrero | ESMERALDAS-SANTO DOMINGO
EL UNIVERSO

La prefecta de Esmeraldas, Lucía Sosa, tildó de inepto a Walter Ocampo, alcalde destituido del cantón La Concordia, y rechazó la acusación de este en el sentido de que ella estaría detrás de su remoción.

“Este alcalde, que lo único que ha hecho es seguir dividiendo a los ecuatorianos cuando insiste en llamar a una consulta popular, por sus acciones se ha ganado la destitución. Nada tengo que ver con eso, pero respaldo la acción de los concejales”, expresó Sosa.

Ocampo dijo el lunes en Quito que el presidente Rafael Correa anunciará el próximo sábado, en el enlace ciudadano, la realización de una consulta popular en La Concordia, lo que motivó a la prefecta a convocar a una reunión urgente del Comité Cívico Provincial para el próximo miércoles.

“La decimotercera transitoria de la Constitución permite al presidente llamar a consulta solo donde hay problemas de límites y de pertenencia, y ese no es el caso de La Concordia. Aquí se trata de un capricho de niño malcriado de Walter Ocampo, que quiere llevarse La Concordia a Santo Domingo y, lamentablemente, el presidente le sigue la corriente”, dijo Sosa.

Agregó que el problema ocasionado por Ocampo, al no dejar que los concejales regresen al Municipio, sería una cortina de humo aupada desde la Presidencia de la República. “Creemos que el mismo Presidente está auspiciando este clima de tensión en La Concordia, para luego decir al país que estamos divididos y que lo mejor es una consulta popular”, señaló.

Por su parte, Ocampo señaló ayer que se mantiene en funciones y aseguró que hasta ayer no ha recibido ninguna notificación sobre su destitución. Ratificó que la consulta popular sobre la pertenencia de La Concordia, entre Santo Domingo de los Tsáchilas y Esmeraldas, será retomada por el Presidente.

Mientras, los concejales del cantón se ratificaron en la destitución de Ocampo y pidieron ayuda al gobierno provincial de Esmeraldas para instalar una oficina municipal en el edificio que mantiene esta entidad en La Concordia.

Las calles aledañas al Municipio continúan bajo resguardo policial, que mantiene separados a ambos bandos, los que son adeptos al alcalde y los que apoyan a los concejales. Con el paso de los días, el ambiente se vuelve más inestable en La Concordia y la población, que estuvo al margen, empieza a pronunciarse por uno u otro bando.

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