jueves, 21 de julio de 2011

Odio, venganza, humillación

Jueves, 21 de Julio de 2011
DIARIO LA HORA
¿Realmente quienes encabezan el Gobierno y el partido que lo sostiene alguna vez dijeron tener corazones ardientes, manos limpias y mentes lúcidas? La consigna, a la luz de lo que se vive, da la impresión de que es ahora otra: odio cerril, venganza en los actos y humillación para el adversario. Por primitiva que sea esta tríada, no hay dudas de que constituye todo un programa de acción cuyos primeros frutos comienzan a verse.

La antipatía, aversión, desear todo lo malo a quien se interpone en sus proyectos, afanes y deseos de acaparar poder son los pilares del odio. La venganza que vemos manifestarse es aquella que busca aplastar, mediante la humillación al adversario. Demostrarle la fuerza ciega de su poder, a manera de advertencia a cuantos se atrevan a desafiarle, a hacer público cuanto ensombrece su conducta o la inmoralidad en que se mueve.

Buscan estos “líderes” la humillación de cuantos sean capaces de enfrentarlos. Anhelan que, como en una corte medieval, se inclinen ante ellos en señal de sumisión y acatamiento. Para humillación el Diccionario añade otros significados: Abatir el orgullo y altivez y herir el amor propio o la dignidad.

¿Corazones ardientes, manos limpias y mentes lúcidas? Nos engañaron a todos, porque no explicaron en qué consistía la ardentía de sus corazones. Las manos pueden estar limpias como reflejo de alguna fobia enfermiza al contacto con los demás, en particular los seres humanos que ejercen su derecho a pensar diferente. Mentes lúcidas han tenido, a lo largo de la Historia, muchos tiranos de triste recordación.

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