domingo, 31 de octubre de 2010

Aferrados a la costumbre de dar a los difuntos atención de vivos

MATAJE, Esmeraldas.El cementerio binacional recibe la visita de ecuatorianos y colombianos en el Día de los Difuntos.

EL UNIVERSO


En la Costa, la tradición se mantiene en localidades de Manabí, Esmeraldas y Santa Elena. En Esmeraldas, lo más destacado está en Santa María de los Chachis, comunidad del cantón Eloy Alfaro, adonde solo se llega en canoa luego de un viaje de dos horas, desde Borbón.


Ahí, la tradición es acampar en el cementerio. Las tumbas son diferentes. Los deudos construyen pequeñas cabañas con madera y materiales propios del entorno “para que el alma del difunto esté cómoda”. Allá llevan porciones de arroz cocido, verduras y frutas.

Victoria Morán de Ojeda, historiadora esmeraldeña, refiere que esas costumbres son propias de los indígenas que habitaron en Esmeraldas y en el sur de Colombia. “Si revisamos la historia, nunca hubo influencia de otras culturas, los indígenas acostumbraban a enterrar a sus muertos con la comida que a ellos más les gustaba en vida”, dice. Entre los negros se acostumbra a hacer ceremonias cuando alguien muere, agrega.

En el límite internacional con Colombia está la isla Tortuga, convertida en cementerio binacional. La mitad de la isla, de unos 100 metros de largo, está en Ecuador y la otra en Colombia. A los colombianos los sepultan con los pies con dirección a su país; a los ecuatorianos, en sentido contrario.

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