Por: Rubén Darío Buitrón
http://rubendariobuitron.wordpress.com/2010/10/19/eso-no-nos-podran-quitar/
Me anticipo: se viene la aprobación de la Ley de Medios (mal llamada “de Comunicación”) y se viene con todo.
Con eso quiero decir que la estrategia gubernamental está clara: el Presidente anuncia que en sus enlaces sabatinos ya no hará el segmento “La libertad de expresión ya es de todos”, con lo cual los medios y los periodistas que suelen ser atacados bajarán los brazos y sentirán alivio.
Más grave aún, es posible que se relajen y se descuiden aquellos medios y periodistas que solían opinar que desde que el Presidente empezó a criticar a la prensa “tuvimos que ser más rigurosos y poner más cuidado en las notas”, como si el rigor y la ética no fueran inherentes a nuestro oficio.
La televisión abierta (los canales que se ven sin pago adicional) ya está controlada. A partir de mañana, 20 de octubre, cuando se vence el plazo para que los banqueros vendan las acciones que tienen en los medios, quedará claro que el Gobierno controla la mayoría de televisoras y, por tanto, va ganando la batalla por monopolizar la información.
Si hasta hace poco fue patético soportar a los “actores políticos” de oposición, ahora será patético soportar a los “actores políticos” progubernamentales.
El tour mediático de las mañanas por los noticieros de televisión será el mismo de siempre, rutinario, previsible, lleno de palabras y vacío de hechos, pero la falta de espacios donde se pueda deliberar, debatir o cuestionar al poder nos irá convirtiendo en analfabetos políticos, es decir, en una masa fácil de convencer, de controlar, de engañar, de imponer una sola línea de pensamiento.
No hay perversidad de un solo lado, claro. Quienes desde la oposición o la derecha o el “stablishment” cayeron en la trampa de ceder su independencia, su equilibrio y su pluralismo también son culpables de lo que está ocurriendo.
En esta guerra, que para el Gobierno es a muerte, aún quedamos de pie algunos medios y periodistas decididos a jugarnos por la ética, por el justo medio, por la diversidad, por las cuestiones concretas. Decididos a jugarnos por el periodismo, por el amor al oficio, por el deber de informar, pero informar los hechos, no lo que creemos que son los hechos y tampoco lo que quisiéramos que fueran.
Si el periodismo es nuestro norte y nuestro sur, nuestro centro y nuestra periferia, si a pesar de todos los pesares mantenemos nuestro amor por el oficio, si apostamos por informar y no por subjetivizar, si no nos dejamos vencer por las presiones, si hacemos el periodismo que la gente demanda, seguiremos siendo periodistas.
Y eso, aunque venga una Ley y aunque el poder cambie de estrategia para sorprendernos y acosarnos, es lo único que no nos podrán quitar.
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