miércoles, 14 de octubre de 2009

Dos comunas viven bajo el riesgo



En la parroquia Anchayacu y en el barrio Guacharaca, los vecinos están amenazados por la naturaleza. Hoy se celebra el Día de la Prevención de Riesgos.

EL COMERCIO

Redacción Esmeraldas

María Bagüí señala con tristeza el sitio donde estaba ubicada su casa, que fue arrasada por el río Ónzole, en 1970.

En abril de ese año, los habitantes de Anchayacu, en el norte de Esmeraldas, soportaron la furia de la naturaleza. “Tuvimos que salir nadando, mientras 22 viviendas se iban en el agua”, recuerda la mujer de 69 años.

A la parroquia se llega luego de navegar una hora en lancha por los ríos Cayapas y Ónzole, desde Borbón. Allí, los vecinos se acostumbraron a vivir con las inundaciones. Ítalo Camacho dice que en el invierno el agua ingresa al pueblo y sube hasta 4 m de altura.

Por esa razón, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) sugirió, hace 10 años, a las autoridades de Esmeraldas, la reubicación del pueblo. Hoy se celebra el Día de la Prevención de Riesgos por fenómenos naturales y la Secretaría de Gestión de Riesgos presentará el plan nacional.

Una de las propuestas que contiene el plan es la reducción de riesgos, a través del incremento de la respuesta de las comunidades en peligro y la promoción de la cultura de prevención.

Bagüí aspira a que en ese documento esté contemplada la atención a su parroquia. La mayoría de comunas del norte de Esmeraldas son vulnerables a las inundaciones, porque están rodeadas por los ríos Cayapas, Ónzole, Santiago y Bogotá.

En esta zona, las organizaciones Intermon Oxfam y el Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (FEPP) ejecutan un proyecto de preparación comunitaria en poblaciones vulnerables a desastres, financiado por la Comisión Europea. Desde hace dos años, los principales beneficiarios son los habitantes de San Agustín, La Concordia y Bartolomé Ruiz.

En esta última población, William Castillo asegura que recibe capacitación para actuar en casos de emergencia. Eso le ha permitido integrarse a las brigadas de salud y rescate, que son las encargadas de dar los primeros auxilios.

Él aprendió a instalar albergues provisionales con ramas y plásticos. También letrinas. Los brigadistas de salud saben tomar la presión arterial, poner inyecciones, entablillar huesos fracturados... Otros de los logros de la capacitación a los comuneros fue elaborar un mapa de riesgos.

Esmeraldas también está amenazada por los deslizamientos de tierra. El barrio La Guacharaca, en el sur de la capital provincial, 100 familias corren el riesgo de ser tapadas por la tierra que se desmorona de la loma Gatazo.

María Basán, una vecina del lugar, dice que para quienes viven en el sector, el tema de la prevención aún es una utopía.

Recuerda que hace 11 años les ofrecieron trasladarles a un lugar más seguro. “Pero hasta ahora seguimos aquí, en peligro y sin la esperanza de salir”.

Punto de vista

Mario Calderón/ Técnico en Prevención

‘Los medios deben apoyar más’

Una de las debilidades que se ha identificado es la poca importancia que las autoridades han dado a las instituciones de socorro y a los medios de comunicación, como actores sociales relevantes en la reducción de riesgos.

La idea es que se sumen con un trabajo proactivo frente a la amenaza de los desastres.

Por esa razón, es importante incluir en la capacitación a comunicadores sociales de los sitios con alta vulnerabilidad a desastres. La idea es que conozcan las amenazas en los propios lugares y sepan cómo contarlas. De esa manera, ese conocimiento puede llegar a más personas.

Es importante saber que cuando los técnicos dicen a la gente que no construya casas en laderas, no hace caso. Si se lo dice a través de una radio tiene más fuerza.

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