domingo, 11 de octubre de 2009

Come y duerme desde hace 6 años en una bóveda del cementerio de Esmeraldas



TEXTO Y FOTOS ESMERALDAS NEWS

Una bóveda sin usar se ha convertido desde hace 6 años atrás en el hogar de Aníbal Palomino, de 84 años de edad, un ex miembro de la Marina que desde que se peleó con sus familiares se refugió en el cementerio, donde come, duerme y deambula en horas de la madrugada de tumba en tumba.
Con rostro sereno, Aníbal Palomino dice que su esposa lo abandonó desde hace muchos años atrás y que tiene un hijo al cual no ve desde hace años atrás. Palomino se dedica durante el día a la venta de agua en galones para las flores que los deudos dejan en las y con ese dinero compra sus alimentos diarios.
“Yo era de la marina, aunque no me crea, yo estaba en la marina, luego me salí tuve problemas con mi familia y me vine a vivir al cementerio. Encontré una tumba vacía y ahí vivo, ahí duermo y se duerme bien, es muy cómoda mi tumba”, dice.
Marco Andrade, guardián del cementerio desde hace 14 años, dice que la presencia de Aníbal Palomino en el Campo Santo no les molesta. “En este cementerio no hay guardias en la noche, nosotros trabajamos hasta la cuatro de la tarde, desde esa hora, él se queda como dueño y señor del cementerio, él cierra las puertas y se las abre en la madrugada a los Policías cuando traen cadáveres a la morgue.
Palomino dice que las noches en el cementerio son tranquilas y que él duerme placenteramente en su bóveda sin sentir ningún tipo de temor. “Yo cogí esa tumba porque es cómoda, y está hecha a mi medida”, dice siempre sonriendo.



FOTO: Una fría tumba del cementerio sirve como cama de este hombre: ESMERALDAS NEWS.


“Vivir en el cementerio no es malo, de noche existe una paz increíble, por eso se llama campo de santo, aquí no hay porque tener miedo si los muertos no hacen daño a nadie”, dijo. Palomino suele permanecer varias horas sentado junto a sus galones con agua y cuando se siente cansado se retira a su bóveda a dormir.
Después de las 8 de la noche Aníbal palomino cierra las puertas del cementerio y realiza un paseo por el interior del cementerio. “Yo me caminó hasta el fondo solito y luego regreso, cuando hay finaditos en la morgue les doy una vueltita antes de irme a dormir”, asegura.
Hugo Angulo, administrador del cementerio, dice que la presencia Aníbal Palomino no les afecta en nada y, todo lo contrario, él los ayuda ya que en la madrugada abre las puertas en caso de alguna emergencia. “El problema es que a veces no se baña y siempre le insistimos en que tiene que estar limpio.
Los dueños de la bóveda donde vive Aníbal Palomino, desconocen que el nicho pasa ocupado la mayor parte del tiempo. “Si meten algún cadáver tendré que mudarme a otra tumba, a mi gusta la paz del cementerio, aquí vivo tranquilo y aquí voy a vivir hasta que Dios lo permita”, explicó.

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