lunes, 23 de mayo de 2011

La escasez de agua perturba los hábitos de los esmeraldeños

EL COMERCIO

En las afueras de las casas hay tanques y tinas vacías. Los moradores del barrio 15 de Marzo, en Esmeraldas, esperan desde hace seis días que llegue un tanquero para abastecerse de agua. Una caneca del líquido cuesta USD 1,50.
Lorena Valencia dice que tiene problemas para cocinar y que por ello a su niño de 5 años solo le da algo ligero por las mañanas, para que pueda ir al jardín.
La ropa utilizada durante la semana está acumulada en tinas. La poca agua que logra conseguir es insuficiente para lavar lo utilizado por ella, su hijo y su esposo, que opera maquinaria pesada.
La lavadora, que fue adquirida hace poco, casi no la utiliza. “La tenía en el segundo piso, pero hace un mes la bajé a la primera planta porque el agua no subía”.
Valencia, que habita desde hace cuatro años en el sector, asegura que está analizando la posibilidad de abandonar el barrio e ir a otra provincia con su familia.
Ella comenta que el desabastecimiento no era tan serio cuando llegó al barrio. Recibía con mayor regularidad el servicio y pagaba sus planillas. Pero desde que se agudizó la provisión (tres meses) la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado ha enviado a su domicilio tres planillas, de USD 6 cada una. “No pienso pagarlas, porque no tengo agua”, enfatiza.
En su casa han limitado el baño diario, pese al calor que inunda Esmeraldas (29°C promedio). “Antes, el agua caía por la ducha. Ahora, para bañarse hay que hacerlo con una bandeja”.
Eso me recuerda cuando lo hacíamos con mate (pequeño recipiente de calabaza), en el campo, con mis padres, pero ahora en la ciudad he retrocedido 40 años, comenta Valencia.
El agua utilizada para bañarse, es reutilizada para el sanitario. “Antes se bajaba la palanca después de usarlo. Hoy hay que echar agua en el inodoro”.
Ella cree que el trabajo en la casa se incrementó y ahora no puede salir a vender sus productos de perfumería. Similares problemas tienen las amas de casa de los 185 barrios de la ciudad.
El sistema de distribución de agua se construyó para atender la demanda de 100 000 habitantes. En la actualidad, en la ciudad de Esmeraldas habitan 150 000. Y con Rioverde y Atacames, que también reciben el servicio, suman 250 000 habitantes.
La capacidad de impulsión de los actuales equipos es de 1 025 litros por segundo, y producen mensualmente 2,3 millones de metros cúbicos de agua.
La repotenciación del sistema de agua es la salida al desabastecimiento. Según el Ministro de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), a cargo de la Empresa de Agua de Esmeraldas, se requieren de USD 8 millones. Walter Solís, titular de la Cartera, dijo durante una visita a Esmeraldas que el dinero se lo estaba gestionando en el Banco del Estado. Pero el asambleísta Linder Altafuya aseguró que “el propio gerente del Banco certificó que no existe ningún financiamiento con este objetivo ni trámite al respecto”.
Para el 26 de mayo los esmeraldeños se autoconvocaron a una marcha, para exigir al Miduvi la entrega de los recursos.
Además del traspaso de la Empresa de Agua al Municipio. El alcalde de Esmeraldas, Ernesto Estupiñán, aseguró que la institución no la asumirá, hasta que no estén saneadas las deudas y cuente con los recursos necesarios.
De acuerdo con el gerente de la EAPA, Omar Estupiñán, la institución dejó de recibir en diciembre del 2010, USD 145 000 por la Ley de Equidad Tributaria. A eso se suma el no pago de tres meses de sueldo a 250 trabajadores, que se declararon en huelga.
La falta de agua llevó a las autoridades de la Provincia a declarar una emergencia sanitaria. Eso obligó a la suspensión de clases en Esmeraldas, Atacames y Rioverde, en dos ocasiones.
Se teme que ante la falta del líquido aparezcan enfermedades como tifoidea. También el aumento de mosquitos transmisores del dengue, a causa del almacenamiento de agua.
Para almacenarla, las familias han empezado a comprar grandes recipientes y baldes, que son exhibidos en las afueras de las casas. Otros, en cambio, construyen cisternas para evitar las vigilias, originadas por la espera del servicio de agua potable.
La falta de prevención causó el aparecimiento de mosquitos transmisores del dengue clásico. 17 nuevos casos se reportan, según el gobernador, Lenin Lara.

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