DIARIO EXTRA
Los habitantes de la parroquia La Unión, cantón Quinindé, están atemorizados. En menos de dos meses asesinaron a 13 personas. La madrugada de ayer encontraron a dos nuevas víctimas del sicariato.
Eran las 05:00 cuando tres agricultores que pasaban por la vía El Silencio encontraron a dos hombres tirados en la rebachada carretera que conduce al recinto Marín. Los obreros se quedaron sin habla al ver que la sangre cubría el rostro de las víctimas.
Ninguno conocía a las dos infortunados que hallaron la muerte en manos de sicarios. La Policía solo identificó a Ángel Francisco Hurtado Rentería, quien era bombero de La Unión, sus documentos estaban botados cerca a la maleza. Mientras que la otra persona quedó como N.N.
Los cuerpos quedaron abandonados en la vía. Ante el susto los agricultores retornaron a sus casas. Según los resultados de la necropsia, Hurtado presentaba cuatro impactos de bala, mientras que el compañero seis disparos, todos en la cabeza. La Policía informó que fueron asesinados en otro lugar y abandonados en la vía El Silencio para no levantar sospechas.
Mientras los agentes cumplían con su labor en la escena de la muerte, la esposa de Hurtado llegó. Estaba acompañada de amigas y familiares, ella solo quería saber si aquello que le dijeron por teléfono era cierto. El amor de su vida estaba muerto.
Vio a su esposo, lo abrazó y lo siguió hasta la morgue. No habló, solo quería despertar de aquella pesadilla. Su cónyuge salió un día antes, pero no regresó.
Mientras los agentes buscaban pistas sobre el asesinato, una llamada telefónica les alertó que en la vía Playa de Muerto, en Quinindé, estaba un carro abandonado. Los uniformados salieron y en el lugar, perteneciente al barrio 5 de Agosto, estaba abandonado el vehículo Lada, color verde, de placa IBZ-743, que se presume le pertenecería a N.N. Las investigaciones apenas comienzan sobre el misterio de los asesinados en la vía El Silencio.
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