lunes, 26 de marzo de 2012

Luis Vargas Torres


Nació en Esmeraldas en 1855. En principio optó por el sacerdocio e ingresó al Seminario Mayor de Quito. Más tarde abandonó sus estudios y se dedicó a la agricultura y al comercio. En 1882 se deshizo de sus negocios e interesado en las reivindicaciones sociales, políticas y económicas, se vinculó con Eloy Alfaro que iniciaba un proceso revolucionario en el país, inspirado en la doctrina liberal. Enajenó sus bienes y, en términos económicos, contribuyó para las etapas iniciales de la revolución emprendida por Alfaro, cuando gobernaba el país Ignacio de Veintemilla, se expresa en las páginas de nuestra historia.

Es el coronel Luis Vargas Torres, un combatiente convencido, un político y militar leal a la causa proclamada por Alfaro. En 1886 estuvo en Piura, Perú, desde donde, luego de enfrentarse con fuerzas conservadoras encabezadas por el coronel Antonio Vega Muñoz, ingresó a Loja, ciudad en la que fue vencido y sometido a prisión. En estas condiciones llegó a Cuenca con otros, compañeros de lucha por la implantación de un régimen liberal, el cual, en esa época, encarnaba la transformación del sistema oscurantista y opresor que imperaba en el país.

Con Vargas Torres prisionero en Cuenca, cuando en el Ecuador gobernaba José M. Plácido Caamaño, se inició un Consejo de Guerra que, incluyendo a otros combatientes liberales, le impuso la pena capital. Nadie puede desconocer el contingente de este ecuatoriano a las causas liberales enarboladas por Alfaro, cuando ofrendó su vida, con heroísmo extraordinario, al ser fusilado el 20 de marzo de 1887, en Cuenca, hecho que se perenniza mediante un busto a este mártir, testimonio que se ubica en un ángulo que forman las calles Sucre y Benigno Malo.

Se conmemora el CXXV aniversario de un hecho penoso y conmovedor que recoge nuestra historia nacional. “Se acercaron al héroe con el objeto de vendarle: no lo permitió. Le ofrecieron un punto de apoyo: no quiso aceptarlo. Cuando llegó el último momento de su vida, Vargas Torres puso las manos en las bocamangas del chaleco, sacó el pie izquierdo hacia fuera, miró de frente y... esperó la descarga”
Con motivo de esta conmemoración, Jaime Galarza Zavala, escritor de reconocido prestigio, en su condición de Vicepresidente Nacional de la Casa de la Cultura, estuvo en esta ciudad para sustentar una ilustrativa conferencia sobre la trayectoria del joven y  poco conocido revolucionario. 

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