sábado, 31 de marzo de 2012

La provincia de Esmeraldas, forjadora de campeones de la cultura y del deporte, sufrió un desgarrón doloroso en su patrimonio territorial, a pesar de que el presidente de la República había proclamado que el cantón La Concordia es parte de esa provincia; sin embargo, a pesar de la declaración presidencial fue entregado a otra jurisdicción limítrofe.

Todo este despojo es paradoja. Recordemos que los asentamientos de gente pobre en la periferia del cantón Guayaquil fueron calificados por altos poderes públicos de “invasores de tierras”, y sus dirigentes, perseguidos y encarcelados; pero en el cantón La Concordia los tales asentamientos son poderosos grupos políticos, económicos y militares, que recibieron condecoración del Estado al otorgarles la libertad de escoger la provincia de su simpatía, constituyendo el primer triunfo de un plan largamente preparado que merece la identificación de “operación Poncio Pilato XXI”, ya que inició su accionar con la ceremonia del lavatorio de manos.

Raúl Ignacio Alvarado Suárez,
jubilado, Guayaquil

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