viernes, 3 de septiembre de 2010

EDITORIAL: La moda: censura y autocensura

EL DIARIO DE MANABÍ

Por: Jorge Bello M.

Dirán los cegados de la emoción y la ilusión que los periodistas “corruptos” adeptos a poderes fácticos y oligarquías se han puesto de acuerdo para autosilenciarse y culpar al régimen de "autoeliminación selectiva". ¡Prensa malvada! Los arquitectos y operarios del aparato totalitario, que se diseña y construye desde la cúpula del gobierno, se frotarán las manos ¡el engendro les toma forma!
Están fuera de pantalla Carlos Vera, Jorge Ortiz, Andrés Carrión, Luisa Delgadillo, entre otros, a nivel nacional, que han caído o caerán pronto, fruto de la censura y autocensura. Víctimas selectas en esta especie de escarmiento hacia quienes se atreven a criticar o pretendan seguir el “mal” ejemplo.

En lo local(Portoviejo), Kavir Briones salió del canal de televisión en que laboraba por incomodar con sus preguntas al “zar” de la petroquímica, poderoso e intocable personaje gubernamental que afianza su poderío por estos lares, gracias a la millonaria cantidad de dólares que están en juego dentro del “proyecto”; y por los cuales, muchos se frotan las manos… y frotan al “Midas” también.

Mientras escribo me entero que la moda llegó a la radio y Julio Ayala Serra, en Guayaquil, se autosepara de la radio por “acciones del gobierno”, atribuye su salida a la existencia de una lista negra de periodistas y medios, con acciones discrecionales para pautar o no publicidad oficial.

Acción reñida con la libertad de expresión y tratados universales, a los que Ecuador está adscrito, pero que en este cuarto de hora de la historia son ignorados. Por suerte, no hay mal que dure cien años…

En La Concordia se ha acusado de terrorismo a un corresponsal de Diario La Hora, periodista Juan Alcívar Ríos, los testimonios de sus colegas en cobertura lo liberan del hecho que se lo acusa, sólo el informe policial lo inculpa (oficial).

Él es un crítico de la labor del alcalde y del gobierno, el comité para la protección de los periodistas con sede en Nueva York, con los elementos testimoniales , calificó el hecho como persecución política; pero en el país se continúa judicializando la política y politizando impunemente la justicia que inclina la cerviz al poder de turno, más ahora que con la sartén por el mango apuran procesos selectivos de “renovación” en fiscalías y cortes, por lo que algunos ya hacen “méritos”.

Muchos hemos perdido la capacidad de asombro, pero no la esperanza que las tortillas se vuelvan, que en el país haya libertad y los intolerantes coman… su veneno.

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