jueves, 7 de enero de 2010

Aguajes: Afectados aún esperan ayuda



“Aun no me pasa el susto luego que el mar derribó mi casa. Fueron tres golpes de olas que tumbaron los muros”, comenta Olga Vivas, albergada en la escuela 16 de Octubre, en Limones. En esta escuela se encuentran unas 8 familias de las doce afectadas del barrio Treinta de Octubre.

Desde el viernes pasado, los afectados tumbaron la puerta de madera y cerramiento de la escuela y un colegio abandonado para ingresar. Mientras en el jardín de infantes y en la oficina de atención del Mies que es de cemento, los funcionarios facilitaron las llaves de acceso. Cuatro familias retornaron a sus casas y otras están en casas de familiares, manifestó ángel Caicedo, del MIES en Eloy Alfaro.

En el aula de madera el piso es lodo, donde permanecen cinco familias, cada una entre cuatro y seis personas, en su mayoría niños. Los alimentos que les entregó el Municipio de Eloy Alfaro, se terminó. Ayer, Maura Alarcón recogía dinero y lentejas para preparar un arroz mientras esperaba a su esposo Gonzalo, que trajera pescado y terminar el almuerzo. Luego unas oraciones a San Martín de Porras, al Divino Niño y otros santos, para que llegue la ayuda urgente.

Mientras Sabina Castro, ubicó la lavadora eléctrica para lavar ropa ajena, pero los continuos apagones en Limones, impidió su trabajo. Las mujeres se levantan temprano 06:00 a abastecerse de agua de la tubería de la red pública y en conjunto hacen el aseo personal y del local.

Mientras un carro municipal recoge en sacos plásticos la basura que es transportada luego en canoas hasta Borbón. Los inconvenientes que tienen son los mosquitos, moscas, humedad que están ocasionando problemas de salud a los niños, manifestó Esmel Reasco, madre de cinco niños. Tres de ellos los llevó al hospital de Limones para un chequeo médico. En tanto, Darío Barahona, reparaba junto con sus sobrinos las redes de pesca para regresar a las faenas del mar. “Si esperamos la ayuda estatal nos morimos de hambre y por ello me arriesgo a pescar aunque el mar está peligroso”, comento. Algo similar realizó Mauro Alarcón, al tiempo que aprovechó para recoger pertenencias que quedaron de su casa derribada.

En el barrio Treinta de Octubre tres viviendas fueron destruidas en su totalidad y otras dos parcialmente. "No queremos alimento o vituallas, quermos nuestras casas o la reubicación que exigimos desde hace años", puntualizó La ayuda del Mies y la Secretaría de Gestión de Riesgo, llegó pasado las 14:00 pero requerían un transporte para trasladar los bultos desde el muelle hasta el barrio afectado. Esta zona ubicada cerca a la bocana de Canchimalero y La Barca, soporta desde hace años los embates del mar.

El Municipio construyó un muro de dos kilómetros pero no está terminado por un mal rediseño, manifestó el alcalde Richard Mina.

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