Profundización

Francisco Febres Cordero

http://www.eluniverso.com/2009/05/03/1/1363/1EFEC6660DF14D248ABAC51BB7B98CCC.html

Lo que más me gustó del triunfo de Correa es su anuncio de que en esta nueva etapa que corresponde a su segunda República (la primera era de entrenamiento y por eso solo duró dos años) va a profundizar los cambios que nos llevarán al socialismo del siglo XXI. ¡Por fin! Es que, francamente, sí nos parecía que los cambios que estaba haciendo eran más bien superficiales, tibios, epidérmicos. Ahora, vueltasmente, los cambios van a volverse hondos, calientes, totalmente subcutáneos.

¿Y cómo irá a profundizar los cambios?, me preguntarán ustedes. Tal vez sumergiéndose en las profundidades de la realidad nacional, les responderé yo. Sí, así ha de ser. Pero, para eso, lo primero que tendrá que hacer es cambiarse de camisas, porque con esas étnicas que se sabe poner no ha de poder sumergirse mucho en ningún lado, menos en la realidad nacional. Se le han de desteñir. O, peor, se le han de desdiseñar íntegramente los diseños. Entonces, seguro que ha de necesitar otras camisas, menos de Zuleta y más del tipo sumergibles.

De ahí, en otro cambio que necesita profundizar el Correa es el cambio del Alvarado, ese que hay en el Gabinete y que ¡cómo jode! A cada rato hace cadenas de radio, prensa y televisión, interrumpe los noticiarios en los momentos más interesantes (o sea justo cuando van a anunciar que el Chauvin se ha sabido llamar comandante Juancho o, ¡chuta!, que ya mismo se va a descubrir al hijito que el Lugo fabricó en el Ecuador cuando era cura y no obispo), nos lava el cerebro con infinito amor y nos convence todo el tiempo de que ahora sí la patria ya es de todos. O sea es tan superficial todo lo que nos dice el Alvarado, que así jamás de los jamases vamos a llegar a la profundización del socialismo del siglo XXI. Sí está de que el Correa le profundice en el cambio al Alvarado y más bien le dé el vire rápido, antes de que se le acabe el siglo.

¿En qué más podrá profundizar el Correa? Yo creo que con las camisas y con el Alvarado, basta. Porque en todo lo demás es bien profundo, francamente. Cuando insulta, por ejemplo, lo hace totalmente en profundidad. ¡Qué revolucionario que es! Hasta de más. Ahí tal vez lo que se necesite no sea profundización sino más bien despresurización.

Por suerte, después de su magno triunfo se puso buenito aunque, claro, aprovechó para pregonar su acción gubernamental, tan maravillosa que, en lo económico, no permitió que acá dentrara la crisis que sacude al mundo; en la salud tampoco va a permitir que dentre la gripe porcina que tiene estornudando a media humanidad, y en el campo laboral no ha dejado que el desempleo mantenga en el desempleo a los desempleados. Elé.

Estuvo tan magnánimo y contemporizador que hasta ofreció dialogar con algunos sectores de la oposición. Ya lloro de solo pensar cómo recibirá en su seno a todos los que él considera retrógrados, partidócratas, izquierdistas infantiles, y les conducirá hacia la revolución del siglo XXI que, si bien ahora está en la superficie, va a comenzar a profundizarse de aquí en delante de la mano del mejor, del más grande, del más ferviente revolucionario, que nos llevará a todos al mismísimo fondo de la patria. ¡Qué ilusión!