miércoles, 20 de mayo de 2009

Ser colombiano en Ecuador


Por: Rubén Darío Buitrón

http://rubendariobuitron.wordpress.com/2009/05/19/colombiano/



Un ciudadano colombiano residente en Ecuador se queja por un titular de primera página. Dice que rechaza esas grandes letras con la frase: ”Más colombianos con visa”.

¿Por qué? Hay muchas razones. Entre ellas, la que más le preocupa, es que el sentido de la oración parecería inducir a que el lector ecuatoriano la lea con un gesto de asombro, sorpresa y miedo: ¿más colombianos en el Ecuador? ¡Auxilio!

Nadie tiene cifras exactas acerca del número de colombianos que viven en el país. Unos estiman que son 300 mil. Otros, más. Otros, menos. Una buena parte son refugiados y desplazados por la guerra. Otra pequeña parte son personas que se exiliaron porque su vida estaba en riesgo debido a las amenazas de grupos violentos de todo tipo. Otra parte, considerable, son empresarios, ejecutivos, catedráticos, gerentes, comunicadores, periodistas…

El ciudadano que se queja por el titular vive en el Ecuador hace 15 años y comenta que durante todo ese tiempo jamás sintió que se lo viera mal, que se lo tratara con desprecio, que se lo estigmatizara como enemigo, forastero, extraño, despreciable.

Pero ahora percibe que mucha gente lo mira con recelo, con temor, con miedo, con odio, con deseos de revancha, con gestos de venganza.

Cuenta que el fin de semana pasado, en la carretera a Cumbayá, un auto chocó a otro por detrás. La señora del carro de adelante bajó a reclamar, pero cuando los tipos del otro automóvil escucharon su acento colombiano le insultaron, le gritaron que se largara del país, subieron al vehículo y volvieron a golpearlo, esta vez de manera premeditada.

Mirar el rostro cínico y belicista de Álvaro Uribe en todo ciudadano colombiano que pasa por la calle es tan absurdo como creer que todo gringo es tan terrorista como W. Bush.

Pero no hay que olvidar que vivimos tiempos de etiquetas y extrapolaciones gracias al discurso y a la práctica de gobiernos intolerantes y uniformizadores. Según estos, si no eres negro, eres blanco. Si estás a favor eres enemigo de los que están en contra. Si eres ecuatoriano no puedes abrazar a un colombiano. Y viceversa.

En el cerebro de los dueños del siglo XXI, los extremistas de los dos lados, no caben los matices.

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