martes, 17 de noviembre de 2009

EDITORIAL: La prensa no es poder, es servicio




Javier Darío Restrepo, colombiano, nació en Medellín y tiene 77 años.

Ha escrito libros de ética periodística, crónicas y novelas.

Fue Defensor del Lector y columnista en El Tiempo de Bogotá y El Colombiano de Medellín.

Es catedrático en la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano y ha dictado clases, seminarios, talleres y charlas en innumerables centros de estudios superiores en América, Europa y Asia.

Periodistas y teóricos de decenas de países del mundo consideran a Javier Darío Restrepo una de los pensamientos más lúcidos e iluminadores respecto de la ética y el trabajo de los medios de comunicación.

ENTREVISTA
Por: Rubén Darío Buitrón.


Javier Darío Restrepo es un indiscutible referente del periodismo. Respetado por todos, incluso por quienes discrepan con él, es una autoridad moral cuando se habla de ética, conciencia, honestidad, cumplimiento del deber, valorar el oficio en su dimensión más alta y profunda: la del servicio al lector y, a través de este, al conjunto de la sociedad.

- “Hacer periodismo en sociedades políticamente polarizadas”… Es un tema complejo pero oportuno en la coyuntura regional…

- Propongo este tema como eje de seminarios y talleres porque cuando las sociedades se polarizan es imposible la discusión inteligente, es imposible la deliberación y el debate, es imposible el respeto al otro.

- Pero quienes tienen el poder político deslegitiman a sus críticos bajo el argumento de que ”los que pierden las elecciones no tienen derecho a discrepar”…

- Pues, entonces, no estamos hablando de democracia sino de dictadura. Desde los griegos, el concepto más profundo de la democracia es gobernar debatiendo. Y si la verdadera democracia es la palabra, el uso de ella, el ejercicio de ella, la obligación del poder político es escuchar no solamente a quienes lo aplauden sino, sobre todo, a quienes lo critican y lo objetan.

- Suena utópico creer que un gobierno intolerante escuche a sus críticos. Y mucho más utópico que escuche a quienes desde la prensa proponen una democracia deliberante.

- Seamos claros: el deber del periodismo es impedir que el poder (sea político, económico o de cualquier matiz) engañe a la población. Y, para cumplir esa misión ética, hay que hacer el mejor periodismo posible.

- Pero el poder político ahora se blinda incluso manejando medios de comunicación propios…

- Si un Gobierno pretende controlar y manejar “medios propios” (ponlo entre comillas), está usurpando los medios que debieran ser del público, de los ciudadanos, de la sociedad.

- Y no solo hablamos de medios propios, sino de periodistas funcionales y orgánicos al proyecto político.

- ¿Periodismo gobiernista? Me parece una aberración. Y mucho más aberrante me parece la existencia de periodistas gobiernistas. Quien pretenda hacer periodismo del poder pone en estado de coma a su ejercicio profesional y ético.

- Sin embargo, gobiernos como el que ahora está en el poder en Ecuador nunca admitirán que para mantener la salud de la democracia es imprescindible la crítica y la rendición de cuentas, mediatizadas por la prensa y los periodistas.

- Eso quisiera decir que el poder político no acepta que la sociedad le haga exámenes críticos a los que estaría obligado a responder, oír y acatar.

- Pero en este punto, desde la visión oficial, el debate gira en torno a la legitimidad de representación social de los medios tradicionales…

- Es muy probable que esa legitimidad se cuestione cuando hacemos mal nuestro trabajo. La representación social es algo que los medios y los periodistas ganan (o pierden) cada día. Por eso es irresponsable ser mediocre. Por eso es tan urgente la autocrítica rigurosa y sistemática.

- De acuerdo, pero aunque existan estas instancias de autocrítica, rigor y lucha por la democracia interna, un poder político autoritario nunca admitirá que lo cuestione una prensa no adicta a él…

- Un gobernante no perdona que la prensa le dispute el poder. Pero en este punto es necesario precisar que el periodismo no es poder, sino servicio.

- Y que aquello del “cuarto poder” es un mito…

- Ni cuarto poder ni nada de eso. El periodismo y el periodista no deben ser poder de ninguna forma. Justamente este es uno de los problemas de fondo: el creer que somos “poder”.

- ¿Y creer que tenemos la verdad?

- De ninguna manera tenemos la verdad. Ni el poder político ni nosotros tenemos la verdad. Nadie tiene la verdad. A lo mucho, alcanzamos a captar fragmentos de verdad.

- Sin embargo, en una sociedad polarizada, la gran disputa parece ser apropiarse de la verdad como legitimación del poder. Es decir, quien tiene la verdad tiene el poder…

- La verdadera lucha del periodista es juntar esos fragmentos de verdad para ir construyendo una realidad lo más fiel posible a los hechos. Es la única manera de que el poder político no asuma que él tiene la verdad.

¿- La verdad no le pertenece al poder político ni a la prensa?

- La verdad solamente le pertenece a la sociedad porque es su alimento, porque se nutre de ella. Una sociedad sin verdad es una sociedad anémica. Ahí es donde entra la ética de los medios y los periodistas.

- ¿Es posible alcanzar esos fragmentos de verdad con un trabajo antiético?

- Es imposible hacer periodismo si no eres ético.

- Para muchos, sin embargo, hablar de ética es lírico, retórico, utópico…

- Por supuesto que la ética es una utopía, pero la utopía es una invitación a la excelencia, una invitación a no quedarnos dormidos, una invitación a llenarnos de preguntas y dudas sobre la realidad.

- A propósito de ética, uno de los argumentos del oficialismo para la Ley de Comunicación es que la prensa no tiene parámetros éticos y solamente responde a una lógica de mercado…

- Si una Ley de Comunicación pretende normar la conducta ética de los periodistas y los medios, se está pretendiendo reemplazar el cumplimiento de los valores éticos con reglamentos policíacos. El periodista no necesita una Ley porque él debe ser su propio legislador, el único llamado a ser implacable consigo mismo. La ética jamás podrá imponerse con una ley.

- Entonces, ¿no debe existir una ley de medios?

- Debe existir, por supuesto, pero con el único fin de defender derechos ciudadanos, en especial el derecho a la información.

- Pero de los ciudadanos, no del Gobierno…

- De los ciudadanos, porque en una verdadera democracia son ellos quienes deben tomar las grandes decisiones. Para que los ciudadanos tomen esas decisiones se requiere un periodismo de calidad, independiente, un periodismo distante de cualquier interés que no sea el de la sociedad.

- Dicen que lo de la ‘independencia’ es otro mito…

- Ser independiente es criticar y poner a circular ideas para poner en marcha el motor de la democracia. Ser independiente es tener el corazón caliente para servir a los demás.

- ¿Y qué es ser libre? ¿Qué es la libertad de prensa?

- La libertad de prensa tiene directa relación con el ejercicio de un periodismo independiente. De lo contrario, así como el poder abusivo se apropia de los conceptos, la prensa también se apropia de algo a lo que solamente tiene derecho si desempeña con ética su papel de servicio a la sociedad.

No hay comentarios: