domingo, 21 de junio de 2009

El peor rostro del pasado



Por: Jorge Vivanco Mendieta / vivancoj@granasa.com.ec


http://www.expreso.ec/ediciones/2009/06/21/opinion/el-peor-rostro-del-pasado/Default.asp

Francamente los ecuatorianos no esperaban del Gobierno una respuesta tan pobre a la exhortación de los tres ex presidentes de la República para que cambie su política agresiva contra los medios de comunicación, atentatoria contra la libertad de expresión, que demuestra una incapacidad de aceptar discrepancias, de aliviar las tensiones alimentadas, con delectación desde las esferas del Gobierno. La respuesta no toca el asunto planteado sino que acusa a los ex mandatarios de errores cometidos cuando ejercieron el poder, especialmente en la conducción de la economía y el manejo de la deuda externa, para concluir de que proponen volver al pasado.

Primero hay que probar las acusaciones, para que no queden en palabras; y aún si se probaran, a los ex presidentes tendrían que reconocérseles su actitud respetuosa de las libertades y de la dignidad de los gobernados, sobre todo su tolerancia que dio amplio cauce a la discrepancia, en lo cual se refleja una de las más preciadas virtudes de la democracia. Claro que entonces se vivía un régimen democrático. Hoy no; vivimos una autocracia taimada, legalmente establecida en virtud de todo un proceso fraudulento mediante la utilización de los tribunales electorales, como se estila en los populismos.

La situación actual llena de recelos, propicia los enfrentamientos políticos y sociales, se venía imponiendo electoralmente porque la mayoría del pueblo creía, a pesar de todo, en el Gobierno, confiaba en su honradez, especialmente en la del Presidente de la República; los casos de corrupción eran adjudicados a los grupos turiferarios que revolotean alrededor del poder.

Pero los últimos acontecimientos cambiaron radicalmente la situación, porque se han puesto en evidencia los oscuros manejos que la insistente prédica oficial afirma es patrimonio de ese pasado, de esa “oscura y larga noche neoliberal”, que hoy se ha probado con estupor de los ecuatorianos de buena fe, sigue vigente en forma descarada. Basta para ello tener ojos para ver y oídos para escuchar; las pruebas surgen de la propia boca de los actores de hechos asombrosamente abusivos y de documentos oficiales e irrefutables que reposan en los procesos de adjudicación de contratos. Ese es el peor rostro del pasado.

Y falta mucho por descubrir.

De esta realidad surge potente la explicación de la inquina contra los medios de comunicación y periodistas independientes; de las palabras ofensivas que se lanzan contra ellos y que ya ni siquiera hacen mella, por ser tan repetidas; así tratan -inútilmente como se está comprobando- de descalificar a la prensa independiente, actitud que parece fue parte de un plan preconcebido para hacer el quite a las responsabilidades en la hora del descubrimiento de dolorosas verdades.

La esperanza del pueblo, de la que hasta ahora ha gozado el Gobierno, se ve menguada porque hay un criterio mayoritario en el sentido de que ha sido engañado; se está desvaneciendo esa esperanza y este impulso de “realizar la revolución hacia el socialismo siglo XXI” va perdiendo fuerza.

La respuesta dada al manifiesto de los tres ex presidentes de la República, es una prueba elocuente.

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