miércoles, 16 de diciembre de 2009

Apagones hacen bajar la venta y comercialización de mariscos




A causa de los racionamientos eléctricos escasea la gasolina y el hielo, necesarios para la captura y conservación de los peces. Hay 3 700 afectados directos


EL COMERCIO
Foto: ESMERALDAS NEWS

Emilio Benítez prefirió, la mañana de ayer, realizar el mantenimiento de su lancha antes que zarpar a pescar en altamar. A bordo del bote Voluntad de Dios, en el que trabaja junto a dos compañeros, comentaba molesto que los cortes de energía les afectan doblemente a los pescadores. “Por un lado no hay despacho de combustible para que los botes salgan a las faenas y por otro los comerciantes están comprando menos mariscos”, asegura.
A pesar de los inconvenientes, un ejército de pescadores limpian las naves, doblan las redes, envuelven cabos... mientras los pelícanos sobrevuela por el puerto pesquero artesanal de Esmeraldas.
“Imagínese son las 08:00 y no podemos salir, porque no tenemos gasolina. Y no tenemos combustible porque las gasolineras funcionan con electricidad”, comenta Benítez, mientras limpia el motor fuera de borda.
Por momentos, las aves parecen congelarse en el cielo, intensamente celeste, para luego clavarse en el mar, en busca de alimento. La brisa trae el aroma de los peces, que llegan en algunas lanchas que zarparon en la madrugada. Todos esperan vender sus productos bien. Pero los propietarios de las bodegas han decidido comprar solo lo que pueden comercializar en un día.
“Cuando hay luz con normalidad compro 500 libras. Pero hoy solo 100”, asegura Maglio Villaquirán. Este comerciante de marisco de 47 años de edad, es uno de los propietarios de las 79 bodegas que hay junto al puerto. Señala que con los racionamientos no hay frigorífico que funcione. Por lo tanto no se puede comprar producto para guardar. Paralelamente ha aumentado la demanda de hielo. Pero el producto está llegando menos, porque la mayoría de fabricas de hielo tampoco tienen electricidad.
“Ahora compro hasta USD 20 de hielo. Antes solo USD 8. Pero lo más grave es que hay déficit de hielo en el mercado”, dice Villaquirán. Los comerciantes de mariscos compran bloques, denominados marquetas de hielo, que pesan 65 kilos y cuestan USD 2,50. Sin embargo, ante la falta del producto tienen que comprar marquetas que llegan desde Santo Domingo de los Tsáchilas, comenta Jofre Escopete, presidente de la asociación de Armadores y Comerciantes 15 de Julio.
Escopete asegura que incluso, por estos días, ha tenido que pagar USD 3,50 por el bloque, ya que le adicionan los gastos de transporte. “Así no se puede trabajar”, comenta. Ratifica que la falta de luz y de hielo les ha obligado a reducir la actividad, “pues los mariscos no pueden estar descongelados”. Este comerciante mayorista calcula que está perdiendo semanalmente USD 1 200. “Antes compraba y vendía 12 000 libras semanales. Hoy apenas 4 000”, dice. Entre tanto, comenta que haya o no haya luz tiene que pagar el sueldo de sus 28 empleados.
Sobre el daño de mariscos sabe bien Emilio Benítez, que varias veces, desde que iniciaron los apagones, ha tenido que botar el producto de su trabajo al mar. “Cuando el pescado se pone picante nadie quiere comprar”, comenta. O lo peor caen los precios. A Benítez le pagan por la libra de dorado a USD 0,90 y por de picudo USD 1,50. Pero no está dispuesto a recibir menos, porque sería trabajar a pérdida, dice.
Otra víctima de los racionamientos es Gioconda Campos, trabajadora de la bodega 26 del puerto pesquero, que la semana pasada tuvo que tirar a la basura 80 libras de pescado pargo y carita. La libra de carita cuesta USD 1 y el pargo USD 2. ¿Haga la cuenta?”, sugiere.
Pero el problema no es solo de los pescadores. Se trata de una cadena que alcanza a aproximadamente 3 000 pescadores, 200 personas que se dedican al desviscerado y 500 comerciantes, comenta Ovidio Quiñónez, presidente de la Unión Provincial de Cooperativas Pesqueras de Esmeraldas.
Según Quiñónez, la luna llena de esta semana obliga a sus colegas a faenar durante el día. Pero con el apagón de ayer, que duró entre las 08:00 y 10:00, no se pudieron vender 5 000 gasones de combustible y peor aún más de 600 lanchas quedaron varadas. “Las pérdidas son millonarias”, coinciden los afectados.

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