domingo, 4 de diciembre de 2011

En Quinindé crece la violencia entre el temor y hermetismo

EL UNIVERSO
Manuel Toro | QUININDÉ, Esmeraldas

Un clima de alegría y lujuria se vivía en el interior del burdel El Foco Rojo, ubicado a la entrada de la ciudad de Quinindé a un costado del redondel que desvía la circulación hacia Santo Domingo de los Tsáchilas. Eran las 22:15 del sábado 26 de noviembre y dentro del local los clientes se dedicaban a beber en medio de la bulla estridente del equipo de sonido.

La puerta enrollable que sirve de entrada principal a este local, se encontraba abierta. Una motocicleta color rojo permanecía estacionada afuera del negocio y sus dos ocupantes estaban sentados en una mesa en el interior, supuestamente bebiendo y divirtiéndose.

Las actividades se desarrollaban en aparente calma, cuando en forma inesperada los dos tipos que llegaron en la moto roja se levantaron de sus asientos y abrieron fuego contra quienes se encontraban dentro del local. Fueron rápidos, violentos y sanguinarios. El resultado: tres muertos y cuatro heridos.

Un día antes, el viernes 25, a las 09:20, una balacera sorprendió a los transeúntes de la avenida 3 de Julio. Las balas impactaban en las paredes de las casas, en autos estacionados y en puertas de negocios. A 50 metros del lugar, los pacientes del hospital Padre Alberto Buffony no sabían qué pasaba.

Ese día se cometió el atraco a la agencia del Banco Nacional de Fomento. La Policía dice que se llevaron 245.000 dólares y que se ha identificado a por lo menos cuatro de los asaltantes que actuaron, pero sus nombres se mantienen en reserva.

Para los habitantes de la ciudad de Quinindé, lo ocurrido esos días no es nuevo. “Esta ciudad es demasiado violenta, sabemos que hay bandas que están operando en toda la zona, desde Quinindé hasta La Concordia, por eso en la parroquia La Unión, que está ubicada en la mitad de estas dos ciudades, muere gente todos los días”, manifiesta Marcos, un comerciante local que teme represalias si se lo identifica.

Las imágenes de la balacera ocurrida el pasado 7 de agosto todavía se recuerdan con mucho temor. Los policías Carlos Poma Álava y Alexander Rodríguez Rosales; el niño de 6 años, Dorian Chango Tarira; y Celso Segura Navarro, identificado como uno de los presuntos líderes de una banda, murieron cuando personas no identificaban abrieron fuego contra los comensales de un restaurante. Producto de la balacera también falleció Carlos Angulo Andrade, quien resultó herido, pero su muerte ocurrió varios días después en su hogar, en Santo Domingo de los Tsáchilas.

El temor que sienten los pobladores de este cantón de 150.000 habitantes se lo aprecia cuando alguien aborda el tema de la inseguridad. Incluso, los familiares de las víctimas temen represalias. Prueba de ello es que hasta el pasado jueves no se había presentado en la Fiscalía ninguna denuncia por el asesinato de las tres personas en El Foco Rojo.

“Eso no es de extrañarse, incluso la Fiscalía aún no nos oficia para iniciar formalmente las investigaciones, estamos actuando de oficio, por iniciativa propia”, dice el coronel Mario Cerda, comandante del distrito de la Policía de Quinindé.

Para el jefe policial, la sensación de inseguridad que hay en Quinindé la crean los mismos habitantes y los medios de comunicación. Aunque el jefe policial acepta que ha habido hechos de violencia, pero dice que esto se debe más que a la presencia de bandas organizadas a una cultura de violencia que reina en toda la zona.

“La mayoría de crímenes que se cometen en el cantón Quinindé ocurre en la zona rural, en lo que va del año, en la ciudad de Quinindé han ocurrido 8 asesinatos”, asegura el jefe policial, quien muestra el corte de las estadísticas del 2011. En total, 55 personas han sido asesinadas en once meses: 22 en La Unión, 17 en Quinindé, 12 en Malimpia y una en Viche.

Las mismas cifras de crímenes en el 2010 señalan que en 62 personas fueron asesinadas en el cantón de las cuales 15 casos ocurrieron en La Unión, 5 en Malimpia, 4 en Cube y 24 en el centro de Quinindé.

Las muertes que ocurren en Quinindé, con características de violencia extrema, no se han esclarecido. No hay resultado de las investigaciones en torno a la matanza del pasado 7 de agosto, cuando murieron 4 personas, y tampoco hay datos del ataque del 26 de noviembre.

“Lo que ocurre es que la Fiscalía carece de personal, necesitamos por lo menos otros dos fiscales y unos dos jueces más; además, solamente contamos con 208 policías en todo el cantón y de esos solamente 64 están destinados para la ciudad de Quinindé, pero pese a aquello trabajamos y realizamos operativos de manera constante”, asegura Cerda.

En las calles de la ciudad se recuerda que en la zona rural existen bandas armadas que se refugian en lugares apartados y que suelen ir a la ciudad solo para cometer delitos. Pero la Policía asocia los crímenes a periodos cíclicos. “Cada quince días que los trabajadores cobran en el campo y vienen a gastar el dinero en los lugares de diversión hay incremento de hechos violentos en todo el cantón”, dice el jefe policial.

“Si hubo bandas armadas en Quinindé, estas ya no están operativas y de los rezagos de estas estamos investigando. Con el poco personal que tenemos hacemos todo lo que está a nuestro alcance”, asegura.

Pero la inseguridad no solo se focaliza en Quinindé. La Concordia es otro de los cantones con altos índices de violencia en Esmeraldas. La ciudad de Esmeraldas, por su mayor población, encabeza la lista de crímenes violentos con 66 en lo que va de este año, lo que da un total de 157 personas asesinadas en la provincia, según datos de Criminalística de la Policía Judicial de Esmeraldas.

La mayoría de los crímenes no son resueltos. De los 55 que ocurrieron en Quinindé solo 2 se esclarecieron y de los 66 en la ciudad de Esmeraldas solo hay 17 detenidos. Las cifras ubican a Esmeraldas como la segunda ciudad más violenta del país.

Aunque en la Policía de Esmeraldas se habla de Quinindé y La Concordia como los cantones más violentos, en esta ciudad, la Policía desarticuló una banda de criminales que habría atacado a once personas, en la mayoría de los casos solamente para robarles sus pertenencias personales.

Detalles: De la inseguridad
Un juzgado
En el cantón Quinindé existe solamente un Juzgado de lo Penal que atiende generalmente en horario de 08:00 a 17:00 y, según los denunciantes, no abastece a la jurisdicción.

Peligrosos
Según la Policía, los sectores más peligrosos del cantón son la parroquia La Unión y Malimpia. En esta última se conoce que las autoridades investigan la existencia de una banda dedicada al sicariato y robos.

Zona pacífica
En la misma jurisdicción de Quinindé está la parroquia Viche, en donde la Policía confirma que no se han reportado crímenes en el año.

Víctimas en Quinindé
23 de marzo
Quemados y con huellas de haber sido torturados aparecieron los cadáveres de Pablo Roque González Navarro, de 31 años, y su tío Fernando Stalin Quiñónez Caicedo, de 41. Sucedió en el recinto La Sexta de este cantón.

26 de marzo
El cabo segundo de la Policía Jefferson Valencia Cedeño, de 30 años, fue asesinado con cinco disparos en el barrio Las Maravillas, del sector Nuevo Quinindé.

El cuerpo fue encontrado en el asiento de su automóvil por la Policía de Esmeraldas.

8 de agosto
Los policías Carlos Poma Álava y Alexander Rodríguez Rosales, ambos de 28 años, junto al menor Dorian Chango Tarira, de 6, y un sujeto no identificado fueron asesinados a tiros en un restaurante del centro de la ciudad, por sujetos en una motocicleta.

15 de agosto
En la comuna San Ramón (foto) murieron envenenados Juanita Margot Navarrete Arteaga, de 30 años, y sus tres hijos: Narcisa Mercedes (10), Juan Carlos (8) y Miguel Ángel Rosado Navarrete (6). Al parecer el crimen fue ejecutado por la madre.

16 de agosto
Una menor de nueve años desapareció en el recinto Las Golondrinas, localidad ubicada una hora al noroeste de Quinindé.

Su cuerpo, con huellas de violación y tortura, apareció a orillas del río Guayllabamba.

Una banda que habría asesinado hasta por el pago de seis dólares

ESMERALDAS
Siete integrantes de una presunta banda confesaron haber asesinado por lo menos a once personas. La captura de los delincuentes ocurrió en la ciudad de Esmeraldas, luego de que al parecer bajo los efectos del alcohol decapitaron a un agricultor que los acompañaba de manera circunstancial, para arrebatarle 150 dólares.

Luego de la captura ellos confesaron haber asesinado a José Vera, el 3 de abril; a Sergio Parra, el 13 de abril; a Pedro Angulo, el 13 de junio; a Jonathan Medina, el 23 de julio; a Diocles Mendoza, el 18 de marzo; a Juan Vera, el 21 de septiembre; Sonia Zamora, secretaria de la junta parroquial de Camarones, el 31 de mayo; Diana Castillo, secretaria del Municipio de Río Verde, el 19 de octubre; Jaime Bedoya, el 10 de julio, entre los que se conocen.

Las versiones rendidas por los detenidos apuntan a que se trata de sujetos de alta peligrosidad, pues uno de ellos, quien habría aceptado que mató a personas bajo pedido, dijo que una vez cobró solamente seis dólares por asesinar a un taxista, pues este no tenía mucho efectivo en sus bolsillos.

En Esmeraldas se habla de que se está trabajando en forma acelerada para que los acusados reciban sentencia. El juez Tercero de Garantías Penales, José Manuel Mosquera, dice que trabaja en coordinación con la Fiscalía y que ya algunos criminales han recibido sentencias de hasta 35 años de cárcel por sus crímenes.

Cita como ejemplo el caso del policía Julio Nazareno, quien en enero pasado victimó a puñaladas a su esposa, Marianela Ayoví, de 27 años, y al hijo de ambos, Vladimir Nazareno Ayoví; en el balneario Las Palmas, de Esmeraldas.

Las víctimas vivían en el barrio Voluntad de Dios, de esta ciudad, de donde fueron sacadas con engaños.

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