EL COMERCIO
Las panaderías se han convertido en uno de los principales nervios económicos de la ciudad de Esmeraldas. En la capital esmeraldeña existen 67 de esos negocios, dedicados a la elaboración de pan, tortas y demás dulces.
Según el Censo Económico 2010, las panaderías generaron USD 9,72 millones dentro del sector manufacturero. Los negocios representan el 54% del total de ingresos de la industria manufacturera en Esmeraldas. Dan empleo a 163 personas.
Manuel Simisterra, un jubilado, lleva comprando pan más de 30 años en la panadería Esmeraldas. Funciona desde hace 36 años en las calle Bolívar y Manuel Cañizares, en el centro de la ciudad.
Todas las tardes camina lentamente 10 cuadras para comprar un dólar de pan. Gasta USD 5 en la semana. Va todos los días para no perder la tradición de saborear una buena rosca.
Para sus nietos lleva dulces como elenitas y pastelitos de coco que son una delicia -dice; eso le representa dos dólares más, “pero vale la pena”.
La propietaria de la panadería, Lassing Andrade, comenta que no se vende como antes. Hace cinco año elaboraban 2 200 unidades, ahora 1 000. Entregaba a mujeres que vendían morocho y a los que preparan encebollados. “Ellos compraban mucho”.
Pero Simisterra es uno de los clientes fijos, quien pese al aparecimiento de otras panaderías en los últimos cuatro años continúa comprando el producto ahí, “porque su sabor es inigualable”.
Jimmy Cabezas, gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Afroecuatoriana de la pequeña empresa, asegura que el éxito de los nuevos negocios en Esmeraldas se debe a la forma de presentación del producto. Por ejemplo, algunos panaderos exhiben el pan, las tortas y bocados en vitrinas vistosas y coloridas. También, colocan letreros o carteleras, donde anuncian el servicio de cafetería y el producto del día.
A eso se suma el trato y la cordialidad que han mostrado los residentes colombianos, quienes son dueños del 70% de las panaderías de Esmeraldas.
Los nuevos negocios se encuentran en los sitios estratégicos del centro de la ciudad. En la avenida Olmedo hay tres grandes panaderías, que ofrecen leche, café, gaseosas y otros manjares.
Williams Cardona llegó de Colombia hace un año. Montó su panadería Puntos Ricura, en las calle Olmedo y Piedrahíta (centro de la ciudad). Es uno de los locales más concurridos. En horas de la tarde, el olor del pan se percibe en todo el sector.
Su negocio siempre está lleno. Es recurrente observar a decenas de esmeraldeños esperando para comprar pan caliente. Además de pan, vende tortas de piña, pan de bono, gelatinas, jugos…
El panadero usa un mandil y lleva un sombrero de color blanco. De esa forma atiende los pedidos de sus clientes. “Me gusta sentirme atendido”, dice el comensal Mario Cortez, mientras recibe una taza con agua para servirse un café con pan.
Los precios de los productos van desde los 10 centavos, por un pan, hasta USD 10 que cuesta una torta de chocolate. “Nos preocupamos por atender bien al cliente, asegura Cardona. El sabor y la atención son claves, refiere.
El consumo de pan en Esmeraldas aumentó hace cuatro años, con la llegada de nuevas panaderías, las cuales ofrecieron una variedad de productos.
Santiago Arroyo, un mecánico, dice que el plátano o verde sigue en su mesa, pero también le gusta consumir pan en la mañana, al mediodía y en la tarde.
Otro consumidor es Francisco Valverde, quien dice que ahora compra pan dos veces al día. Gasta dos dólares diarios en pan.
Cabezas explica que el crecimiento de estos negocios también guarda relación con el manejo financiero y las estrategias utilizadas por los pequeños empresarios. Una de ellas fue ubicarse en la zona céntrica de la ciudad para acaparar la atención de la mayor cantidad de clientes.
Pero existe un problema. Gran parte de las utilidades generadas por la actividad panificadora no se queda en Esmeraldas.
Punto de vista
Félix Preciado/Catedrático de la Universidad Luis Vargas Torres
'El dinero se fuga a otro país'
El repunte de las panaderías en Esmeraldas es lo que se conoce como la economía de la pobreza.
El florecimiento de esta subeconomía es consecuencia de la falta de inversión para la generación de empleo y formalizar la economía en la ciudad.
Parte de esa responsabilidad la tienen los organismos locales y el propio Gobierno.
Es importante que haya una propuesta para mejorar las condiciones socioeconómicas de la ciudad, que apunte a tener negocios donde se generen plazas de empleo. Aunque los datos del Censo Económico establecen que las panaderías generaron USD 9,72 millones, sigue siendo una economía a pequeña escala, porque solo favorece al dueño.
El propietario de la panadería es quien se apropia de la plusvalía. Una panadería no pasa de tres trabajadores y, en el peor de los casos, la de los extranjeros no llega a tener más de siete.
Eso no resuelve el tema del desempleo en la ciudad; al contrario, lo que hay es la apropiación de los ingresos que se generan en la ciudad. Al no ser los dueños de Esmeraldas, hay fuga de ingresos y eso debilita la economía local.
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