EL COMERCIO
Un vallenato era tarareado por sus amigos cerca del féretro. Afuera de la vivienda, donde el miércoles ocurrió el asesinato de Enma M., de 23 años, dos grandes carpas de color azul fueron improvisadas para el velatorio.
La mujer falleció junto a dos personas en medio de un cruce de balas entre presuntos miembros de dos bandas. Ocurrió en uno de los barios del centro de San Lorenzo, norte de la provincia de Esmeraldas.
Enma se dedicaba a vender ropa y perfumes. Dejó en la orfandad a una hija de dos años. La mañana del miércoles se levantó, saludó con su abuela, desayunó y se puso a escuchar vallenatos, su música preferida.
Horas más tarde, dos amigos llegaron para invitarle a tomar unas cervezas en las afueras de su casa.
En medio de la celebración, cuatro desconocidos llegaron a pie hasta el portal de la casa donde estaba Enma y sus amigos. “Ellos sacaron sus armas y se enfrentaron a tiros con los que estaba sentados”, dijo uno de los testigos. La balacera que duró alrededor de 10 minutos causó la muerte de tres personas y otras dos con heridas. El sepelio de Enma fue ayer. La segunda víctima fue llevada a Colombia y la tercera todavía permanecía en una sala común del cementerio de la localidad.
En tanto, los dos heridos: un niño de 7 años y un joven de 25 fueron trasladados a una casa asistencial. En la Policía hay hermetismo sobre este tema.
Pero en las oficinas de la Fiscalía de San Lorenzo se registraron muertes violentas de 22 personas entre enero y julio de este año.
Además, existe un promedio de cuatro violaciones mensuales a niñas de entre 5 y 10 años.
En cambio, la Policía Judicial (PJ) reporta que en el mismo período, en San Lorenzo hubo dos suicidios, un secuestro exprés y 14 tentativas de asesinato u homicidio, además de 72 delitos contra la propiedad.
Ayer, junto al féretro, Cristina B., madre de la fallecida, se esforzaba para contener el llanto. Quien no pudo dejar de llorar fue María R., su abuela. “Mi nieta siempre estaba alegre, vestía de negro y disfrutaba de bailar”, comentaba.
Estas tres muertes no fueron las únicas que ocurrieron el miércoles en San Lorenzo. La Policía reportó otros tres fallecimientos violentos en la zona urbana.
El fiscal Luis González afirmó que esta ciudad no es peligrosa. “Aquí vivo siete años y no me ha pasado nada. La prensa sataniza”.
No obstante, José C., habitante de la zona, comentó que en esta población asentada en la línea fronteriza con Colombia, se vive en permanente zozobra.
“Las personas no pueden andar con artículos de valor porque son víctimas de la delincuencia. Un joven luego de que le robaron el celular, denunció en la Fiscalía. Pero en la noche lo asesinaron de un tiro en la cabeza”, contó.
Una hora después de ocurrida la balacera, los policías, algunos de civil, otros con chalecos antibalas y camuflage allanaron varias viviendas en los barrios Las Mercedes y La Siate.
Al final, no se detuvo a ningún sospechoso. Pero en una de las casas se decomisó una pistola y una motocicleta, en la que -según testigos- era usada por los presuntos miembros de una de las bandas.
Ayer en la mañana, una mujer acudió a la Fiscalía para retirarla.
En San Lorenzo nadie quiere referirse al tema de la inseguridad.
El fiscal Juan Neira manifestó que existe temor entre las personas y eso vuelve más complicadas las investigaciones.
Quienes ayer acudieron al velatorio admitieron ese temor. Incluso había mucha tensión. Los familiares de la víctima insistieron en que quien habla o daba detalles, puede ser la próxima víctima.
En estos barrios, con calles de tierra y veredas cubiertas de maleza y desperdicios, la gente vive en permanente zozobra ante la inseguridad.
Ayer, por ejemplo, la calle 5 de Agosto, donde ocurrió la balacera, lucía desierta y las puertas de las casas cerradas. En la que vivía Enma, únicamente estaban sus familiares y amigos.
Ellos dicen temer por su seguridad y piden más apoyo de los policías que allí operan,
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