miércoles, 5 de mayo de 2010

5 albergues se abrieron en Esmeraldas


TEXTO: EL COMERCIO
Elsa Mera


Los afectados por el alud del cerro El Gatazo se ubicaron en planteles educativos y en una iglesia. No quieren regresar a sus barrios y exigen la reubicación.

Los soldados del Batallón de Infantería de la Armada ayudaron a evacuar a los damnificados por el deslizamiento en el cerro El Gatazo.

La ropa, los muebles y los electrodomésticos fueron trasladados en camiones a los albergues que se abrieron en el Centro Educativo Fray Vicente Solano, en las escuelas 20 de Noviembre y Jorge Campaín, en el colegio Ramón Bedoya y en la iglesia de los Mormones, en la capital provincial.

En este último lugar, Ermelinda Chila y sus cinco hijos desayunaron ayer. Seis panes y colada de plátano fue lo único que compraron. “Solo tenía USD 5 y no pude comprar más. Estamos esperando las raciones alimenticias que nos ofrecieron”.

Según Chila, no volverá a su casa, ubicada en el barrio La Guacharaca. “Se dañó con el lodo y una pared está a punto de caer”. En la iglesia de los mormones hay 19 familias albergadas.

Los representantes del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda ofrecieron reubicarlas en las 120 casas, que se construyen en la vía a Atacames.

Otras familias que habitan en la zona baja del cerro El Gatazo y que no fueron afectadas por el alud también abandonan sus casas, de manera voluntaria. Persiste el temor por otro derrumbe.
“Estamos en riesgo permanentemente, por eso salimos antes de que ocurra una desgracia”, dijo María Gámez, quien está albergada en el centro Fray Vicente Solano. Allí acomodó sus muebles de sala y dos camas.

El lodo que se acumuló en las casas y calles afectadas por el deslizamiento del pasado lunes aún no es desalojado completamente. Obreros y maquinaria del Municipio colaboran en la tarea.
Los vecinos de los barrios La Guacharaca, 20 de Noviembre y Diviso Alto están desesperados y molestos. Se quejaron por la falta de obras de prevención. Hace cinco años, la entonces Defensa Civil, advirtió sobre el peligro.

“Aquí no estaremos por mucho tiempo, me pregunto si cuando pasen las lluvias nos mandarán a convivir nuevamente con el peligro. No sabemos qué pasará con la reubicación prometida”, señaló María Gámez.

Hay un proyecto para intervenir el cerro. Técnicos del Municipio de Esmeraldas presentaron la propuesta a la Secretaría de Gestión de Riesgos. Para su aplicación se necesitan USD 2,6 millones. No fue aprobado.

En Atacames, Rioverde y Quinindé también hay graves afectaciones por el invierno. En la parroquia rural Unión de Atacames hay haciendas y camaroneras que quedaron bajo el agua, por el desbordamiento del río del mismo nombre.

Los daños no estaban cuantificados.

Mientras que en la parroquia Chontaduro, del cantón Rioverde, un tramo de la vía principal se destruyó. Allí, 40 comunidades quedaron aisladas.

En Quinindé, en cambio, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) no puede actuar.
“Son tan graves las afectaciones en este cantón, que han superado nuestra capacidad de reacción”, aseguró Dolores Villegas, responsable de la Sala Situacional de Quinindé. Eso, ante los daños en barrios y comunidades rurales.

En esta jurisdicción existen 83 vías destruidas y 174 de las 437 comunidades del cantón están afectadas, principalmente, por la pérdida de cultivos.

Además, 27 barrios sufren por inundaciones y deslizamientos continuos de tierra.
Según Villegas, la situación es crítica y el COE requiere recursos para atender a los damnificados. Las autoridades provinciales pidieron USD 50 millones para las obras urgentes.

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