El grupo cerró su gira en Ecuador el pasado jueves; 14 bailarines y cinco músicos actuaron.
EL COMERCIO
300 personas
vieron a los 14 bailarines y cinco músicos mostrar parte de la cultura boliviana.El quinteto Suka (Enraizado, en idioma Aymara), equipados con un charango, guitarra, bombo, quena y zampoñas, marcaba el ritmo. Era una guayno acompasado que alegra el ambiente.
De pronto, una mujer vestida con un traje blanco y celeste, que lleva una máscara, un casco y una espada, irrumpe en el escenario. Ella representa al arcángel San Miguel y baila en dirección contraria a los danzantes, en franca actitud provocadora.
Este baile, que refleja el sincronismo entre la cultura popular y el cristianismo, es conocido como la diablada. Pertenece a las danzas enmascaradas más populares del altiplano boliviano y representa la lucha del bien y del mal.
El diablo personifica a Supay o Lucifer que vive en las minas y el arcángel a Dios y a la Virgen del Socavón, venerada por los mineros. Finalmente, Supay y su corte caen rendidos al suelo.
Esta fue una de las escenas que disfrutaron la noche del jueves los habitantes de la ciudad de Esmeraldas. Fue la última presentación de la gira del Ballet Folclórico Nacional de Bolivia, que antes recogió aplausos en escenarios de Quito, Cotacachi y Otavalo.
Según José Iriarte, director del grupo, las giras son parte de la promoción cultural que realiza el Gobierno de su país. Efectivamente este último se hizo dentro del marco del tercer encuentro de hermandad entre Bolivia y Ecuador.
Anteriormente, esta agrupación, que tiene 34 años de trayectoria, recorrió varios países de Europa y América.
De esta manera, aproximadamente 300 esmeraldeños disfrutaron del espectáculo que ofrecieron los 14 bailarines y cinco músicos poniendo en escena la diversidad cultural de su país.
Entre otras cosas, el espectáculo tradicional boliviano incluyó el baile del altiplano y la danza de los caporales, además de la diablada.
También se representó la morenada, el torito, los pigmeos y el carnaval de oriente. El chaco del sur y el Potosí del norte.
La presentación en la capital esmeraldeña se hizo en la Plaza Cívica. Como la mayoría de actos auspiciados por el Municipio de Esmeraldas, fue gratuito. Según Katy Ubidia, directora de Cultura, es parte de la nueva política del Cabildo por acercar más la cultura al pueblo.
El grupo Hip Hopas de la Mitad de Quito fue el encargado de cerrar la velada. Lo hizo con bailes urbanos y mediante canciones cuestionadoras contra la política nacional y mundial.
La presentación también fue un homenaje al desaparecido líder del grupo de hip hop Ukamau y Ke, Abran Bohórquez, uno de los hitos de la música boliviana.
El músico falleció hace tres meses tras sufrir un accidente de tránsito. El año anterior este exponente de la música hecha en Bolivia visitó el país, como embajador cultural de su país.
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