“Las calles son del pueblo y esta lucha a la delincuencia se la ganamos”, gritaban a coro los alumnos de la escuela fiscal Mariscal Sucre. Mientras profesores, comerciantes y empleados públicos marchaban con pancartas y banderas blancas en contra de la violencia en San Lorenzo del Pailón, en el norte de Esmeraldas.
La protesta obedece a las amenazas de extorsionadores, delincuencia y asesinatos que atemorizan a los comerciantes y población, manifestó Efraín Camey, párroco de San Lorenzo. En tanto, unos 150 comerciantes han sido extorsionados bajo amenazas de muerte si no pagan dinero `’vacunas’, dijo Mauricio Garrido, comerciante.
Esto obligo ayer a cerrar puertas en la mayoría de la zona comercial del puerto san lorenzeño y unirse a la movilización que culminó en la misa donde el alcalde Gustavo Samaniego y el párroco Camey, exhortaron a la población a no dejarse intimidar por la delincuencia.
“Algunas autoridades hemos recibido amenazas de grupos armados y por ello exigimos acciones del Fiscal Antonio Durán y de los jueces de lo Penal, para encarcelar a los delincuentes en delito flagrante”, manifestó el alcalde Samaniego.
Elena (nombre ficticio), afirma que los asesinatos y delitos comunes no han disminuido pese al incremento de policías y militares en las calles. Recuerda que hace un año fue secuestrado el hijo de una amiga en la calle Imbabura, centro de San Lorenzo y hasta la fecha no aparece.
El temor son las represalias que podrían ocurrir luego de estas movilizaciones y por ello algunos comerciantes no salieron a las calles, manifestó Augusto Bernal, vendedor de conchas, quien ha tenido que pagar $1300 a los extorsionadores.
La Policía Judicial en tanto asegura que la tranquilidad en la zona se mantiene con los operativos permanentes y la captura de seis presuntos miembros de la banda Águilas Negras, a quienes se los investiga sobre varios Unos 1500 pobladores de san Lorenzo marcharon ayer por las calles en rechazo a la violencia. Es la segunda movilización que se realiza en dos años por el mismo reclamo
1 500 ciudadanos marcharon en San Lorenzo contra la delincuencia
Custodiados por militares y policías, niños, comerciantes, trabajadores, campesinos, amas de casa…, salieron ayer a las calles de San Lorenzo. El sacerdote Efraín Camey, párroco de este cantón fronterizo, ubicado al norte de Esmeraldas, calculaba que, al menos, 1 500 personas participaron en la marcha por la paz y en contra la delincuencia.
La avenida Imbabura, la principal arteria comercial de la ciudad, lucía diferente. Los almacenes, tiendas y restaurantes no abrieron la mañana de ayer. Ese era el compromiso de los, aproximadamente, 400 comerciantes que laboran en esta ciudad y que denuncian ser víctimas de los extorsionadores. Los sectores productivos, precisamente, convocaron a los habitantes del cantón a la marcha. “Tenemos que demostrar a los delincuentes que les hemos perdido el miedo”, comentaba uno de los manifestantes.
A las 08:45 comenzaron a concentrarse los sanlorenceños. Algunos tenían carteles en los que pedían que se aclaren los crímenes que han sucedido en este cantón. Otros solicitaban que termine los asesinatos y el cobro de ‘vacunas’, cómo se denomina en esta parte vecina de Colombia a las extorsiones.
Las Fuerzas Armadas y la Policía reconocen que en San Lorenzo los delitos violentos aún prevalecen. Lenín Sánchez, jefe ( e ) de la Fuerza de Tarea 1.4, que tiene a su cargo la seguridad de San Lorenzo, señala que en esta zona operan “las ligas mayores” de la delincuencia. Es decir, amenazas como asesinatos, secuestros, extorsiones, asaltos, entre otros. Sin embargo, delitos menores como el arranche y el hurto, casi no existen.
A las 09:00 inició la marcha, que recorrió las principales calles de la ciudad. El alcalde Gustavo Samaniego y el párroco Efraín Camey encabezaron el río humano, que avanzó con gritos contra la delincuencia y a favor de la paz. No estuvieron los jefes policiales ni militares ni judiciales que también fueron cuestionados. “Ellos saben quienes son los delincuentes y no hacen nada”, denunciaron varias personas.
“La calle es del pueblo, tomémonos la calle...”. Así cantaban los niños de la escuela Armada Nacional, una de varios planteles educativos que se sumaron a la iniciativa ciudadana. “No es posible que los estudiantes de los colegios nocturnos hayan tenido que reducir su jornada de 22:00 a 20:00, por temor a ser asaltados”, comentaba el profesor Sócrates Quintero. Exigía que el Gobierno aumente su presencia en esta zona fronteriza, con obras sociales y más seguridad.
Los que no asistieron masivamente fueron los comerciantes, señalaban varios ciudadanos. Al parecer son los más temerosos por las represalias. Pero varios de ellos si estuvieron para comentar con sus vecinos que han tenido que pagar la “vacuna”. “Imagínese hace 15 días entregué USD 1 000 para que no me hagan nada a mí y a mi familia”. Así comentaba una comerciante colombiana, que lleva seis años en San Lorenzo. Ni Cali era tan peligrosa como esta la ciudad (de San Lorenzo), asegura. También dice que desde que le visitaron los extorsionadores ha tenido que recurrir a un psicólogo, para controlar sus nervios. Asegura que le advirtieron que no los denuncie porque son los temidos Águila Negras. Esa es la estrategia, usar el nombre de alguna banda de delincuentes colombianos, para atemorizar, señala Rommel Navarrete, comandante zonal ( e) de la policía de San Lorenzo.
La marcha, que avanzó por las principales calles de la ciudad, duró una hora. Desde las casas los vecinos aplaudían a los participantes de las marchas. “Yo no salgo para no exponerme”, contaba la dueña de un bazar. Asegura que hace dos años fueron asesinadas varias personas por participar en otra marcha, denominada por la paz.
Un camión repartía, gratuitamente, botellas de agua helada que ayudaban a soportar el intenso calor tropical de la zona. “Esta agua fue donada por los comerciantes de varias locales”, comentaba una niña que ágilmente repartía las botellas plásticas desde un camión que acompañaba a los manifestantes.
Finalmente, la gente se concentró en al Iglesia Parroquial de San Lorenzo. El sacerdote Efraín Camey invitó a la gente a tomarse nuevamente las calles y las plazas. “No podemos vivir presas del pánico. La ciudad es nuestra, no de los delincuentes”, dijo. Igualmente, el Alcalde tomó el micrófono y agradeció a la ciudadanía por sumarse a esta iniciativa. Camey y Samaniego coincidieron en que el próximo paso será crear una veeduría ciudadana para exigir que la fuerza pública y el sistema judicial cumplan con su trabajo.
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