domingo, 6 de diciembre de 2009

Las reservas naturales de Esmeraldas, en riesgo



La última invasión registrada fue en la reserva Cotacachi-Cayapas. Un grupo de afectados presentó la denuncia.


EL COMERCIO

Las denuncias de invasiones de tierras no paran en la provincia de Esmeraldas. En los últimos años también han sido afectadas las reservas ecológicas, los parques nacionales y los refugios de vida silvestre.

De acuerdo con los archivos de la Gobernación, hay denuncias sobre invasiones de campesinos en la Reserva Mache-Chindul, ubicada entre las provincias de Esmeraldas y Manabí, y en la reserva Yalaré y La Chiquita, en el cantón San Lorenzo.

El lunes último se sumó una nueva denuncia. Según la Federación de Organizaciones Campesinas del Bloque 10-Río Canandé, ubicada en la parroquia Las Golondrinas (Quinindé), un grupo de personas se instaló en la Reserva Cotacachi-Cayapas.

“Han talado 200 hectáreas de bosques de esta área protegida”, denunció Ángel Gómez, presidente de la Federación. Su respaldo es un parte policial del 24 de noviembre. En el documento se informa sobre la presencia de las personas en la reserva.

Luis Loor, responsable del Patrimonio Natural del Ministerio del Ambiente en Esmeraldas, recuerda que están prohibidas las invasiones en las áreas protegidas.

Aclara que son suelos inalienables e inalterables y que ninguna persona puede tener un derecho real sobre ellos. “Ahí no se permite ningún aprovechamiento”.

En Esmeraldas están ubicadas las reservas Cotacachi-Cayapas, de manglar Mataje-Cayapas, Mache-Chindul, el sistema de vida silvestre Muisne-Cojimíes, el refugio del río Esmeraldas y la reserva marina Galera-San Francisco, entre las mayores. A escala nacional, son 40 las áreas protegidas.

Los 300 miembros de la Federación de las Organizaciones del Bloque 10, integrada por 17 asociaciones y cooperativas, están preocupados porque temen que sus tierras también puedan ser invadidas. Ellos poseen 23 000 hectáreas entre los ríos Canandé, Salvador y Jordán.

Oswaldo Vaca, un campesino del sector, comenta que su propiedad está cerca de la cordillera del Toisán, en los límites de la reserva Cotacachi-Cayapas. Señala que esta es una zona prácticamente desconocida.

“Si llegan personas a instalar sus viviendas en esa zona, es muy difícil que las autoridades se den cuenta, por la agreste geografía”.

La importancia de mantener las reservas naturales radica en los beneficios ambientales que prestan. Así, según el Ministerio del Ambiente, la reserva Mache-Chindul es una fuente de agua de la que nacen los ríos Quinindé, Teaone, Atacames, Súa, Bilsa, Muisne y Cojimíes.

A pesar de ello, es una de las reservas más invadidas. No hay un dato certero sobre el número de personas que ocupan ilegalmente esos terrenos.

En el norte, igualmente, las reservas Yalaré y La Chiquita han quedado abandonadas por falta de recursos para sus manejos. Luego fueron invadidas.

En el Yalaré, curiosamente, un letrero que señala la ubicación del parque es la antesala a unas casuchas de campesinos que cada día tumban más árboles.

Sin datos reales

Para Luis Loor, el problema es que en esta zona vecina a la reserva hay el asentamiento de organizaciones campesinas unas montadas sobre otras.

Dice que a pesar de que el Gobierno ha dictado un procedimiento administrativo para la ubicación de tierras dentro del patrimonio forestal del Estado, aún no se han podido legalizar. Comenta que se necesita un acta de acuerdo mutuo entre los colindantes. Ese es el problema.

L a Gobernación de Esmeraldas no ha pedido a la Policía apoyo para desalojar a los invasores de tierras en las áreas protegidas. Tampoco hay un dato real sobre cuántas personas han incurrido en esa ilegalidad en toda la provincia.

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