Los soldados usan equipos de última tecnología y sus habilidades para realizar los patrullajes.
Antecedentes
La incursión de militares colombianos a nuestro territorio, el 1 de marzo de 2008, denotó la fallas de las seguridades en la frontera de parte de las Fuerzas Armadas Ecuatorianas.
EL TELÉGRAFO
Inmediatamente aumentó el control militar en la frontera norte, con el aporte de más contingente.
El 6 de enero de 2009 se inició la compra de radares para la zona y se aumentó el control aéreo.
Un montón de hojas secas y palos cobra vida de repente. La quietud de la selva se altera de forma inmediata. Los ruidos de los grillos, aves y otros animales se vuelven ensordecedores.
Hay agitación en el ambiente, lleno de árboles y ramas, que minutos atrás estuvo un tanto silente. Como un espectro, detrás de las hojas aparece un soldado con una rara vestimenta verde que lo mimetiza con el lugar.
Aparece de la nada y sin hacer ruido; su equipo y armamento son intimidantes. A pocos metros de él están cinco militares, visten igual y también aparecen de sorpresa, abriéndose paso en medio unos pequeños arbustos.
La situación desorienta por la rapidez; afortunadamente, es solo una demostración de cómo las patrullas ecuatorianas de militares vigilan en la frontera norte y las habilidades que aplican para cumplir su trabajo. Su éxito, explican ellos, no solo radica en el buen camuflaje, también es parte importante la tecnología, las habilidades y el conocimiento de la selva.
Edwin Herrera, oficial de Fuerzas Especiales, acantonado en la Brigada Motorizada de Esmeraldas, lo sabe bien. El militar, cuyo rostro no se distingue por la pintura que lo cubre, dice que los conocimientos para vivir en la selva son un punto a favor.
Reconocer las plantas para alimentarse, curarse y obtener agua es una de las armas para triunfar en la frontera, donde prima lo selvático y los terrenos agrestes.
El listado de plantas para el uso de los militares lo encabeza el palmito, del cual pueden alimentarse así como obtener agua. También la tripa de pollo, ideal para combatir los efectos de las picaduras de serpientes; el jengibre para el resfrío; el musiango para la vitalidad; la uña de gato para el estómago; la guayusa para el estrés; la caña guadúa que sirve para elaborar utensilios, etc.
A decir del oficial, si se toma en cuenta la particularidad de todas las plantas, el patrullaje móvil da resultados positivos. Pero la habilidad es otro de los puntales de su trabajo. Pescar, cazar y trepar árboles son parte de los conocimientos básicos para sobrevivir en la frontera.
Sin duda que encender en pocos minutos una fogata llama la atención. Julio Guerrero, ex combatiente del Cenepa, muestra cómo se puede hacer fuego en la selva.
Raspa con un alambre un tronco de caña guadúa y saca yesca (materia seca), sobre la cual coloca un poco de pólvora. Luego vuelve a frotar el alambre contra el tronco y lo acerca a la yesca, de la cual de inmediato se obtiene fuego.
“Hay que saber aprovechar las ventajas del entrenamiento”, señala Guerrero.
También la tecnología y la preparación van de la mano si se toma en cuenta que del otro lado de la frontera norte hay una marcada presencia de grupos armados irregulares colombianos.
Los soldados muestran con recelo el equipo, de última tecnología, que se usa para monitorear los caminos y bosques fronterizos. Una computadora satelital, un radio portátil, equipos de fotografía, sistemas de ubicación geográfica, entre otros, son parte de los elementos que sirven para su tarea.
Los equipos tecnológicos y el armamento que portan los uniformados parecen fuera de lugar en medio de la selva, pero es parte del implemento que llevan los militares en la mochila de campaña, que pesa 25 libras.
La computadora es su medio de conexión con el cuartel y la vida cotidiana. Esto debido a que los patrullajes se los realiza por varios días y a varios kilómetros lejos de los poblados cercanos.
Ernesto González, comandante general del Ejército, asegura que gracias a este tipo de equipos y patrullajes se puede cubrir los 640 kilómetros de frontera que existe entre Ecuador y Colombia.
Puntualiza que, a diferencia de nuestro vecino, que solo tiene tres destacamentos, el Ejército y la Armada ecuatoriana cuentan con 16 unidades en la frontera norte.
Las patrullas de militares se componen de seis hombres, ellos multiplican la cobertura alrededor de los cuarteles instalados en la frontera. Protegidos por el camuflaje realizan censos, infiltraciones, operaciones de inteligencia y monitoreo de las novedades.
Todos tienen tareas específicas, principalmente la búsqueda de información y datos útiles para los comandantes. Cada patrulla sale por 8 días a la selva y tiene que presentar resultados de forma inmediata.
De ahí que la tecnología es su puntal. Casi en tiempo real se puede mantener informados a los superiores. “Tenemos un chat con el que nos comunicamos ”, dice Herrera, quien revela que la conectividad no se interrumpe ni en condiciones hostiles.
Julio Mancheno, jefe de Operaciones Territoriales del Ejército, añade que el trabajo de las patrullas y los destacamentos se complementa con el apoyo aéreo de los helicópteros Super Puma (franceses) y MI (rusos); y personal que llega desde el interior del país.
“No es necesario llenarse de destacamentos en la frontera, solo hay que realizar un trabajo planificado”, afirma Mancheno.
Para los oficiales, los patrullajes en la frontera han sido exitosos gracias a la tecnología y la preparación. Destacan que, en 2008, se hallaron 156 campamentos abandonados de las FARC; para este año la cifra no supera los 25.
Los militares que aparecieron de repente vuelven a perderse. Dos trepan a los árboles, mientras el resto se ocultan en los arbustos. Vuelven a su tarea: vigilar.
Datos
En el norte
Según estadísticas de la Comandancia del Ejército, 7.500 soldados vigilan la frontera con Colombia.
El Frente 48 de las FARC es una de las principales amenazas del lado colombiano.
En 2008, el Ejército halló 156 campamentos abandonados de las FARC; este año, 25.
Los militares tienen como objetivo evitar que los grupos irregulares utilicen al país como su zona de abastecimiento.
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