EL COMERCIO
La Empresa de Agua se sumó a la inquietud de los campesinos y ganaderos. Temen que la baja del nivel de agua de los ríos pueda afectar el abastecimiento.
Con un balde de agua, Segundo Mideros sacia la sed de sus cuatro vacas. Desde su rancho ubicado en el recinto Montalvo, cantón Rioverde, se observa el valle cubierto de pastos secos y amarillentos, en donde deambulan decenas de cabezas de ganado vacuno, propiedad de sus vecinos.
Ese paisaje agreste se ha vuelto común en las zonas agropecuarias de Esmeraldas, especialmente las afectadas por la sequía.
“Antes el ganado tomaba agua en los esteros, pero ahora se han secado”, asegura Mideros. En la provincia hay un déficit de lluvias, que se evidencia en el bajo nivel de las aguas de los ríos.
En el cantón Esmeraldas, por ejemplo, no ha caído una sola gota de agua en lo que va de este mes (noviembre). Así lo señalan los informes del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología.
Según el técnico Hernán Parreño, en noviembre debe llover 23,4 milímetros. Sin embargo, hasta el jueves último había un déficit de aguaceros del 100%. Parreño aclara que las cifras pueden variar en los próximos días que restan de este mes.
Sea como sea hay preocupación entre los agricultores y los ganaderos por la posibilidad de que la sequía afecte más a sus predios (por la falta de riego) y a sus animales que no tienen qué beber.
Carlos Hernández, presidente del Centro Agrícola de Esmeraldas, dice que el nivel de los ríos ha descendido y que no hay suficiente humedad en el suelo. Esto, asegura, está afectando básicamente a los productores de plátano, que cultivan en las vegas. Sin embargo, también están en riesgo el sector palmicultor, que requiere abundante agua, los cacaoteros y todos en general.
Para evaluar la situación a causa de la sequía, 19 inspectores del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Magap), de Esmeraldas, visitan los cantones de la provincia. El director técnico del Magap, Hernán Rivadeneira, ofreció que un informe detallado de la realidad de las zonas estará listo para el lunes próximo.
Según Horacio Moreira, presidente de la Corporación de Ganaderos de Esmeraldas, no hay agua para el ganado y sin agua tampoco hay pasto. “Algunos ganaderos están al borde de la desesperación”. En la provincia de Esmeraldas se calcula que existen 400 000 reses.
Para Moreira la falta de prevención ocasionó los problemas, pues más de 40 albarradas (reservorios de agua) que construyó el Magap no sirven. “Las albarradas, que fueron construidas el año pasado por la emergencia agropecuaria, están más secas que los esteros”, comenta. Como ejemplo, señala a la valla construida en Las Luchas, del cantón Atacames, que nunca tuvo agua.
Entre tanto, ante la falta de pasto se están buscando alternativas. Según Moreira, ahora alimentan al ganado con palmaste (un derivado de la palma aceitera) y melaza, que se puede comprar en las fincas palmicultoras.
El viernes último, por ejemplo, se reunieron 200 agricultores y ganaderos en la comunidad de Tacole, en Esmeraldas. Ahí, 9 acordaron exigir al Gobierno una solución a la crisis climática.
Pero ellos no son los únicos afectados. La Empresa de Agua Potable (EAPA) San Mateo advirtió que el abastecimiento de los cantones Esmeraldas, Atacames y Rioverde también está en riesgo.
Aseguran que la estación de sequía y la explotación de material pétreo está afectando al río Esmeraldas, de donde se toma el líquido para procesarlo.
Según Omar Estupiñán, presidente ejecutivo de la EAPA, de continuar el descenso del nivel de agua del río, “nos veremos en la necesidad de emplear maquinaria pesada para profundizar el lecho del torrente”. Paralelamente hizo un llamado a los usuarios para que no desperdicien el agua y contribuyan en el ahorro.
Jimmy Contreras, un campesino de 22 años, reconoce que la sequía afecta a los pastizales y el ganado produce menos leche y pierde peso. El joven explica que el estiaje hace que las hojas del plátano se sequen rápidamente y el fruto sea más delgado.
Aunque no todo es malo porque comenta que él y otros campesinos aprovechan el verano para limpiar las matas de plátano y alistar el suelo para el invierno.
Datos de la labranza
El clima modificó los calendarios del cultivo. Antes los agricultores se guiaban por la luna nueva o por las primeras lluvias.
Los campesinos cultivan en dos épocas: en verano los productos de ciclo corto (tomate, maracuyá, pepino), mientras que en el invierno legumbres, pasto, maíz y plátano.
La sequía afecta a los pastos, al maíz y al verde. Los cultivos perjudicados son los de papas, quinua, fréjol, arvejas, frutales, tomate de árbol y chocho.
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