jueves, 19 de abril de 2012

Noticias Esmeraldas Se despidió antes de morir

LA HORA ESMERALDAS

La rutina de Franklin Díaz Rojas de estar en casa luego de acogerse a la jubilación como maestro e inspector de colegio, cambió la mañana del último miércoles 18 de abril.
Ese día, salió desde su casa ubicada en la Rocafuerte y Olmedo y se dirigió a pagar la planilla de luz y saludar unos amigos de esa institución; luego, pasó por el colegio ‘Sagrado Corazón’ donde laboró desde el 4 de mayo de 1992 hasta el 30 de enero de 2012 que se acogió a la jubilación, a saludar a sus excompañeros.

Según comentaba, ese día tenía una alegría adicional a la tradicional y esa, al perecer, fue la causa para que cerca del mediodía del miércoles, Díaz Rojas, quien también trabajó como profesor de Matemáticas en el colegio ‘Margaritas Cortés’, tuviera que ir de urgencia a la clínica del IESS a solicitar atención médica.

Infartos fulminantes

Esa dolencia, según comenta su sobrino José Salas, no se había presentado en otras ocasiones, debido a que su espíritu deportivo, que lo relacionó con el básquetbol tanto como jugador y árbitro, hizo del profesor de 64 años de edad una persona sana y saludable.

Mas, ese día y, pese a ser valorado por los galenos y supervisado por una hermana que trabaja en el IESS, tres infartos fulminantes le quitaron la vida cuando el reloj marcaba las 12:00 del miércoles 18 de abril.

Esa súbita noticia enluta a sus dos hijos: Franklin Javier y Johan Díaz Plaza, que fueron el resultado de la unión con Julia Plaza, fallecida; además, de sus compañeros de los colegios ‘Eloy Alfaro’, ‘Luis Vargas Torres’ y ‘Sagrado Corazón’ donde culminó su carrera como inspector de curso.

De carácter
templado

Ayer, jueves, mientras familiares, amigos y compañeros acompañaban el cuerpo de Franklin Díaz Rojas, se realizó una capilla ardiente en el colegio ‘Sagrado Corazón’, su excompañero de docencia y sobrino José Salas, comentaba cómo lo recordaba a su tío.

“A él lo recuerdo como un hombre de temperamento fuerte, pero de una alegría única con su familia y especialmente con sus nietos”, manifestaba con voz entrecortada el hombre, mientras otro familiar confirmaba lo dicho.

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