jueves, 21 de mayo de 2009

INFORME ESPECIAL: Animales silvestres, aves y peces son parte de la historia en la zona montañosa de Quinindé







Los leones, las ardillas, el tigre, los monos, conejos, zaínos, ardillas y venados ya no son parte del paisaje natural de la selva en Hoja Blanca – Canadé, en la zona montañosa del cantón Quinindé. Las aves silvestres como la pava de monte, el tucán, los loros y los pájaros distodé, se los conocen solamente en fotos y por las conversaciones de los padres a los hijos quienes les cuentan la variedad de especies que antes abundaban en la zona.
El río Canandé aún presenta variedades de especies gracias a los cuidados que se han implementado por parte de un grupo de personas altruistas que se han preocupado por mantener la vida en los ríos y que pertenecen a la Asociación de Inspectores Honoríficos de vida silvestre Cordillera del Canandé.
“Estamos velando para que no se dé una pesca indiscriminada ni la cacería de animales de manera descontrolada ya que las especies están desapareciendo de nuestros ríos y de los bosques”, dijo Sarqui Angulo, presidente de la esta Asociación.
Este habitante del recinto la T, dice que vive en la zona desde hace más de 20 años y que cuando llegó todo era selva virgen y muy pocos colonos se atrevían a internase en las montañas del sector.
Mirando fijamente hacia el bosque, como recordando el pasado, asegura que en el mismo sitio donde ahora hay un caserío, abundaban todo tipo de animales, desde saínos, venados y tatabras, hasta tigres y leones. “Los loros son los que más extraño, ellos revoloteaban todas las tardes alegrándonos con su canto alocado y desde hace 15 años empezaron a desaparecer y ahora ya no hay”, dijo.
En los años 80, los pocos campesinos de la zona no necesitan de ningún otra ayuda de la ciudad para subsistir. La comida la obtenían de la selva que les brindaba todo. “La carne la cazábamos, tatabras, saínos, guantas, armadillos, conejos, pavas de monte, guacharacas… había de todo, para escoger”, recuerda con nostalgia.
“Y la comida era variada – explica -, en el río había abundante cantidad de peces, solo tomábamos lo que necesitábamos, el camarón de río era un majar, pero ahora es muy escaso, inclusive comprarlo es difícil”, dijo.
Solamente han pasado 20 años desde que este campesino llegó a un lugar paradisíaco y en ese lapso, el 90% de las especies han desaparecido. “Creemos que los animales se han ido montaña adentro ya no los vemos por aquí, los monos que eran nuestros compañeros inseparables también se han ido, ahora solo estamos los humanos”, dijo.
Sigifredo Armijos, quien trabaja en la zona, dice que los campesinos recuerdan con nostalgia los días en que convivían en armonía con la naturaleza, pero con la llegada de la nueva tecnología, llegaron las moto sierras, los químicos, las empresas sembradoras de palma africana y madereros lo que ocasionó que la historia cambie.
“No nos oponemos al progreso, creemos que es positivo y que el adelanto de la tecnología nos favorece a todos, pero tampoco podemos callarnos cuando no hay un aprovechamiento sustentable de la naturaleza, eso nos perjudica a todos”, dijo Dionicio Pérez, otro habitante del lugar.
“Ahora se usa barbasco, dinamita y químicos para coger los peces, se está matando la vida acuática en los ríos que de paso también están heridos de muerte por la deforestación y nos tememos que a corto plazo van a desaparecer”, dijo.
Este campesino asegura que el crecimiento de la agricultura, los sembríos de palma africana, la tala indiscriminada de árboles sin un manejo sustentable es la causa principal de que se esté acabando con la especies.
En todas las comunidades rurales del cantón Quinindé el llamado de los campesinos es al Gobierno para que se haga algo y se frene la explotación desmesurada de los recursos naturales. Existe una fundación de origen norteamericana, llamada Joko Toco – Reserva de Canandé, que mantiene 1200 hectáreas dedicadas exclusivamente al cuidado de la fauna y flora en este sector, pero de esta fundación es poco lo que se conoce.
“En el río Canandé, el más caudaloso que existe en la zona, siguen habiendo peces pero ya no con la misma abundancia de antes y eso gracias a que estamos controlando la forma de pesca que antes nadie lo hacía”, aseguró Sarqui Angulo.
“Felizmente, la mayoría de los habitantes de la T ya no se dedican a la caza y en el río Canandé han vuelto los peces, hemos regulado la captura pero hay que buscar otras formas de sustentos para los habitantes de la T”, dijo el dirigente.
Los integrantes de la Etnia Chachi, son quienes hasta ahora subsisten exclusivamente de la caza y de la pesca, pero estos indígenas usan dinamita, motores y químicos para la pesca es por esta razón los campesinos de Canandé están tomando medidas severas con ellos.
“Ellos han entendido que no podemos matar a la gallina de los huevos de oro, estamos en un proceso de entendimiento para que lo poco que nos queda podamos salvarlo”, dijo Sarqui Angulo.

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