sábado, 4 de febrero de 2012

La discordia no terminará

Publicado el 04/Febrero/2012 | 00:37
Por: Juan Montaño Escobaraxe858@hoy.com.ec

Algo parece que terminará con esta consulta forzada y de inmediato algo empezará. El día después de mañana estará cargado de malos presagios, porque, con cualquier resultado, se sentirá fuerte el atropello de los grandes a quienes identifican como pequeños. Este jazzman también tiene ese sentimiento de sufrir un agravio. Si se confirma la injusticia, no será por la razón como por la imposición más allá de las leyes y la historia. Al final, no habrá amistad ni siquiera de reconciliación o resignación, sino memoria de ofendidos. Es la gente esmeraldeña, más que los habitantes de la otra provincia, la que realmente tiene en La Concordia un sentimiento de dignidad. No solo se trata de una jurisdicción territorial o una lucha que supera 60 años, es también llegar al límite soportable de una injusticia evidente.

El lunes pasado, en Radio Sonorama, un poco antes de las cuatro de la tarde, una señora insultó a los esmeraldeños, justificando con el rebosamiento de su bilirrubina lo que ella creía razones para el cambio jurisdiccional. No es la única; según datos de prensa, el alcalde de La Concordia habría descargado su racismo en la campaña electoral.

Hay sectores de la población de ese cantón esmeraldeño que dejan traslucir esas opiniones para tomar partido. Se debería investigar quiénes son los impulsores de esas expresiones, y la coyuntura es fértil para los supremacistas raciales.

La tendencia favorable a la provincia de Esmeraldas no la tiene fácil, son hostigados por la fuerza pública y hay medios de comunicación que privilegian la negativa a atender a quienes expresen la opción esmeraldeña.

Siempre fue así, y no hay por qué elegir el drama facilón de mostrarse como víctimas. No será la primera vez ni la última, por cierto, que la gente esmeraldeña jugará de visitante en la república del Ecuador, con frecuencia con árbitro, público y hasta los que cuentan la historia en contra. Y se vuelve a repetir, pero se jugará el juego contra toda adversidad.

Qué no ha hecho la representación de Esmeraldas, en estas décadas, para que se entienda que todo este rollo fue creado por grupos oligárquicos del lugar. Qué trámite de ley no ha cumplido y qué desafío no ha dejado de aceptar. La violencia es la única vía no recorrida. Antes no presentaban ningún argumento creíble, apenas "un deseo de pertenecer a Pichincha". Era todo la explicación de los contra Esmeraldas.

Hay razones que el poder oculta y que el pueblo intuye. Si ocurriera, supuesto no consentido, de perder la jurisdicción territorial de La Concordia, Esmeraldas reduciría a cuatro asambleístas su representación parlamentaria, dejaría un funesto precedente de desmembración del territorio provincial esmeraldeño y se culparía al Movimiento Popular Democrático (MPD) de la derrota. ¡Qué insensatez, la dirigencia de AP creyéndose sus engaños! No es fácil ocultar un elefante en cuna de recién nacido. La historia discordante de La Concordia no se cancela este domingo.

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